domingo, 20 de diciembre de 2020
Historias de Cornejo, Puto dinero
Historias de Cornejo
Atando los cordones de la zapatilla de deportes, se las echa a hombro y dando un portazo sale a calle.
Momentos antes le había pedido a su esposo, dinero para comprar un pollo, este se había negado diciendo.
─ Eso es un despilfarro, la noche de fin de año, es una más.
Mira su bolso y comprueba que hay unas cuantas pesetas, y piensa que con eso no hay suficiente.
Dando vuelta al asunto, se acuerda de todos los que tiene su vecino en el corral. Ni corta ni perezosa va en su busca.
Se apresura camino de tan deseado pollo. Al llegar se tropieza con el guardián de Genaro, allí apoltronado como siempre en el sillón de la Engracia, le acaricia y pasa dentro del corral. Los animales se alborotan y no se dejan coger. Por fin consigue el más hermoso e intenta salir, y en la puerta topa con unos alambres que prendidas en la falda, es imposible dar paso. Pone el pollo en el suelo, se desprende de lo que le impide avanzar, y al darse la vuelta, ve a Genaro y al amo mirando.
─ Mira vecino esto no es lo que te imaginas, yo estoy mirando cuál de ellos me gusta.
─ El vecino se ríe,y le dice, ¿Has elegido ya?
─ No sé, me gustan estos dos.
─ Pué hala, los coges y deja que siga con la siesta.
Joaquina.
viernes, 18 de diciembre de 2020
Historias de Cornejo, La boda
A primero del mes de marzo del año en curso, recibe una invitación de boda.
Va preparando el atuendo, ropas, zapatos, y los complementos de vestir.
El catorce del mismo mes, llega el fatídico día del confinamiento. Todo suspendido y los bártulos, al armario.
A mediados de octubre, se le ha presentado un evento, y, ¡por fin! va a poder lucir dichas prendas.
Su mayor preocupación eran los zapatos. Manos a la obra, medias finas y empieza el momento tan esperado.
Con ayuda de un calzador consigue entrar los pies en los zapatos nuevos.
Se incorpora y comprueba que pesan, como una placa de cemento que a duras penas puede mover.
Con trabajo atraviesa el pasillo, da la vuelta para volver a buscar las zapatillas.
Al llegar se sienta en el suelo para aliviar el dolor.
Quitadas las prensas intenta masajear los pies, y en ese momento oye un grito.
─ Que dice, ─ ¿quieta, no me toques?
Miraba con asombro los doloridos pies y oye al meñique decir.
─ ¿Oyes, grandullón, no pongas tus manazas encima de mis dedos?
No sabía si salir corriendo o seguir mirando esas diminutas caras que arrastrando sus quejas estaría semanas.
Joaquina Campón.
jueves, 17 de diciembre de 2020
La lucha
Historias de Cornejo
Caminamos sin parar entre la vida y la muerte, sin pensar que desde el día que llegamos somos unos ríos andantes, entre lagunas y sierras haciendo veredas sin mirar atrás.
Navegamos a ciegas con todo el peso y la ilusión incierta de la busca, arañando las telas de arañas, que con fuerza, tenemos que apartar.
El camino, no lo pone fácil, el tiempo en esta carrera, es amarga y negra. La ciénaga que aparece hay que atravesar.
Las manos y los pies no tienen tregua, como el sol, seguimos sin estacionar, nuestros cuerpos siguen adelante, quitando piedras ¡Qué a veces!, demasiado grande, y quitando estas, aparece otra mayor.
Así, hasta que nuestros huesos se niegen y se dejen arrastrar hasta unirse con el mar.
Joaqui.
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Historias de Cornejo. No quería esto
Me entraron en volanda, ¡no quería esto!
La puerta era estrecha, la estancia larga y oscura.
Quería salir, pero el silencio se hizo dueño.
Se oían voces lejanas, y ruidosas, saliendo del fondo de la tierra,
y de ella asomaban carcomidas, sacudiendo sus huesos.
La tierra se estremeció.
La amapola erguida, quería alcanzar al trigo,
la tierra deseosa de sangre, sangre nueva que alimenteel corral
de los muertos, que son los dueños y la luz del pensamiento.
Historias de Cornejo.
martes, 15 de diciembre de 2020
La sombra de Julio
Historias de Cornejo
Elías escribe sobre un bloc de notas, sentado plácidamente en uno de los bancos del parque, mientras las hojas de los árboles alfombran el suelo con sus colores otoñales.
De pronto, observa que una sombra se ha incorporado al papel. En la esquina de la parte alta, a la derecha, descubre que, sentando en el folio y con los brazos apoyados en sus rodillas y las manos en la cara, un personaje le mira sonriente.
Al verlo, Elías le grita, ─ ¡Julio!, ¿qué haces ahí? –
No te enfades, estoy mirando cómo deslizas la pluma con maestría, sobre el papel. Le responde la figura.
─Anda y vete a tu hoja. ¡Déjame trabajar!
El personaje, un tanto abrumado, le contesta, ─Es que hasta que tú llegas, me aburro. ¿Podría contarte el chisme que está pasando en la hoja siguiente a la mía?
Elías se pasa la mano por la frente y, con resignación, le dice, ─Ve a tu escrito, por favor, en esta hoja ya no hay sitio para ti.
miércoles, 2 de diciembre de 2020
El incomprendido
El cadáver de Fabio sigue sentado en la escalera del piso.
Los vecinos pasan sin reparar en él. Fabio, los tenía acostumbrada a sus constantes jumera, y cuando pasaban a su lado, en vez de prestarle auxilio, les molestaba su presencia.
Fabio era un pobre viejecito sin familia ni desahogo económico. La soledad y el abandono del mundo donde vivía, le impulsaba a la bebida.
Pasaba su vida en un rinconcito del parque y contemplaba a los chiquillos corretear y mirando sus juegos envidiando su vitalidad.
Su propia historia inmensa como el horizonte.
De muy temprana edad ayudaba en la herrería familiar, consumiendo su niñez entre fogones, y nunca supo lo que era jugar con los niños de su edad.
Cuando los miraba en el parque no se atrevía a participar en los juegos. Sus lágrimas las disimulando ante ellos.
Unos días lo dejaron en la escalera, hasta que el perro de Dª Engracia dio la voz de alarma.
Historias de Cornejo.
miércoles, 18 de noviembre de 2020
La bolsa
La bolsa vacía
Javier dolorido cavando la tierra hace un respiro y se sienta bajo el hermoso Nogal.
Siendo las siete de la mañana, en el mes de Junio el sol resplandece. En el huerto las verduras esperan su calor para poder salir a la superficie.
A eso de las once, aparece “cómo todos los días” Nicasio, siempre con la bolsa en la mano, que al llegar le entrega a Javier.
Momentos después se sienta en el cajón de madera, Allí pasa gran parte de la mañana. Lleva su botella de vino que consume con el paso de las horas. Cuando se marcha, los productos del huerto dan volumen a la bolsa.
— Hasta mañana Javier.
— Adiós Nicasio.
Javier sigue la tarea acariciando la tierra.
Lunes veinticinco de Junio, a la hora de costumbre Nicasio hace su aparición y para su sorpresa, encuentra a Javier sentado en el cajón.
— ¡Qué, hoy no se trabaja!
— ¡Uf!!! Llevo una mañana negra, estaba preparando ese trozo de tierra y me ha dado un tirón. ¿Mira, ahí está la Azada, sigue tú?
— ¿Qué dices, a mí, este trabajo no me gusta?
Pasando unas horas se marcha, pero esta vez con la bolsa vacía.
El día siguiente Javier lo espera sentado como el día anterior.
— ¿Hombre, sigues enfermo?
— Pues, sí.
—Traigo la botella de vino.
— A mí, no me gusta el vino, si, ¡hubieres traído una cerveza!
—La cerveza no me gusta.
— ¡Ya!!!
Fueron pasando los días y Nicasio se lleva la bolsa como la traía.
Cuando se marchó, Javier dice.
A tomar por saco, tíos como este…
sábado, 14 de noviembre de 2020
La distancia
La distancia
Cuándo vislumbro tú cuerpo allí, en lo más alto de la loma,
empiezo a gatear el monte, mucho trabajo me cuesta
arañan unos palmos de tierra y; cuando consigo subir,
¡Después de mucho penar!, tú bajas galopando.
Dos amores perdidos por la una distancia abismal,
nuestros amores quedaros en el trecho, nada más.
Nuestros cuerpos tienen una exhalación de vapor,
que al encontrarse resplandecen.
Él sol sale cada mañana dando vuelta sin parar,
Buscando los cuerpos a quién alumbrar.
Historias de Cornejo
domingo, 8 de noviembre de 2020
La caja del misterio
La caja misteriosa
Dando un fuerte portazo cerró la puerta del desván, al bajar la escalera y pasar por la ventana, mira la calle, y observa a una sombra en la esquina, no ve al personaje, solo ve moverse la sombra.
Vuelve al desván a comprobar la caja, que momentos antes había encontrado en el acerado. Lo que más le llamó la atención, fue una rosa en la tapa hecha de tiras finas de maderas.
Decide abrirla y en su interior hay un puñal cortado por la mitad y un sobre escrito a mano. Al abrirlo se desprende un aroma impregnando la estancia, los nervios están a punto de adueñarse de ella, pero consigue sacar el folio de su interior.
Al desdoblarse, algunas letras se desintegran desapareciendo, y en su interior dice:
“Esta caja ha caído en sus manos, pero solo el verdadero destinatario tiene en su poder, la parte que falta.
Tiene que volver a rodar por el mundo, y algún día llegará a sus manos.
Querido amor, te estaré esperando donde siempre.
Jaime”.
viernes, 16 de octubre de 2020
El engaño Mariela escucha
Mariela magullaba atenta la conversación de sus amigas.
Al llegar su turno empezó diciendo.
Mi vida transcurrió acunada entre dos sillas de enea, allí fui la niña más feliz entre los brazos de la abuela.
En la adolescencia en casa había pocos libros, no faltaban los de Gabriel y Galán y los famosos de Marcial la Fuente.
Esos eran libros de mayores. Nosotras teníamos los de princesas, que se pasaban buscando el príncipe de sus sueños; ese, que nunca llegó.
Y el único vestido largo que me pusieron, fue el delantal cuando mamá decía. ¡Venga, a fregar la loza!
Todo era una quimera y que, no había príncipes para todas.
Lo bonito que hubiese sido, ir inculcando que lo más importante que fuere un hombre trabajador y respetuoso.
¿Qué manera de engañar a la juventud?
Y lo malo es, que, algunas siguen buscando.
Historias de Cornejo.
martes, 6 de octubre de 2020
Dejame llorar
Déjame llorar
Ábreme la puerta madre déjame llorar, estas lágrimas son el consuelo de la pena que llevo.
En tu regazo quiero desahogar la angustia que me ahoga.
Los chicos de enfrente pregonaban, ¡los buenos somos nosotros!, ¡eso decíamos también!
Locos por la ira descargábamos en la línea de fuego los fusiles buscando la verdad. Fuimos limpiando enemigos, enemigos que llevo dentro.
No duermo ni vivo, la mente se retuerce al cerrar los ojos.
¡Para qué sirve tanto odio!,
Nos decían, que recibiríamos una medalla, ¡Te imaginas madre, para qué quiero una medalla!, si con
ello no puedo limpiar la conciencia.
Historias de Cornejo.
miércoles, 23 de septiembre de 2020
Otoño, preludio del invierno
El otoño
Las amigas de María estaban contentas, era la patrona de la Virgen de La Hispanidad, y todos los años, dentro de los festejos, el baile era lo más esperado.
María y sus amigas se preparaban para asistir.
Los vestidos domingueros las esperan. Compuestas, el grupo de amigas caminan al salón.
La alegría en sus caras, con cuatro pesetas en el bolso, para un refresco y algún puñado de pipas. El bolso hecho de tela ¡de un retal del vestido!, bolso pequeño, redondo, cerrado con una cinta que colgaba de su muñeca.
Esa tarde soleada llego a su vida un joven guapo que con una sonrisa y delicados modales la invitó a bailar. Lo mira, y extrañada duda si esa propuesta iba dirigida a una simple chica, chica corriente. Le miraba tan asombrada y pesó, ¡Se ha equivocado de persona!, seguro que viene a por la lista del grupo. Atónita esperó que volviera a proponerlo. Y, este, repitió,
— ¿Quiere bailar conmigo?
En ese momento le tomó la mano, que María le extendió gustosamente.
Su cuerpo experimento una sensación tan sumamente maravillosa que flotando en el aire recorrían la estancia. Le Miraba sin comprender como un chico tan guapo, se había fijado en ella.
Como el fuego su corazón ardía apoyada en sus brazos, brazos fuertes que cogido a su cintura bailaron sin parar. La tarde inolvidable pasó tragándose las horas a un ritmo acelerado, intenta con todo su corazón parar el reloj, pero él, no tuvo en cuenta sus ansiados deseos.
La nube que flotaba se fue desvaneciendo. La despedida puso fin al día, donde los sueños volaron, dejando el agridulce del deseo que toda chica, a sus catorce años, siente la necesidad ser abrazada por unas manos masculinas.
Al despedirse le dijo, mañana le llamo. María al llegar a casa guardo sus ropas sin lavar para no perder el olor de su príncipe encantado.
Le espera un día, semanas, sigue sin ver la luz.
Han pasado ¡Tanto tiempo!, María lleva detrás de esas cortinas carcomidas, esperando esa llamada, que entre cruzada se perdió en el pasado.
Sus sienes plateadas adornan su vejez, peinando cada mañana, no quiere ni pensar, que el tiempo pasado no volverá aferrada al recuerdo la soledad la consume lentamente.
Se marchitan las pocas flores, que a duras penas quedaban en las tristes macetas.
Los pájaros revolotean en la plaza, son los únicos que le dan compañía.
Buenas tardes amigos.
domingo, 20 de septiembre de 2020
El aburrimiento XXXII
El aburrimiento XXXII
A sola en el desván siempre buscaba las cartas para encontrar la solución a los problemas surgidos desde el robo de las monedas. El de las monedas lo tenía solucionado entregando estas al Monasterio de Guadalupe, pero en las cartas había muchos asuntos que tratar: El busto del tío Arturo, las cartas del espejo, y terminar de leer las procedencias de mis hermanas, esto me llevaría mucho tiempo y solo conseguí conocer la de mi hermana Gabina; la mayor. Las otras cartas estaban ilegibles y no sería posible encontrar las familias.
La carta número seis era la que correspondía a mi edad, las hojas estaban deterioradas pero conseguí encontrar a familiares de mi supuesta madre. Pude conectar con Dolores prima de mi madre, ella me puso en contacto con un primo suyo que a su vez trabajaron con Lola “mi supuesta madre” en Madrid.
Según Sebastián, “su primo” eran compañero de trabajo y su esposa; salía de paseo, con Lola e iban al cine, en fin, su amistad fue duradera.
Decidí ir a Madrid para ver a Sebastián.
Puse rombo a Madrid, hospedándome en el Hotel El Mirador Puerta del Sol, desde el balcón se veía el reloj de la plaza.
Por la noche anduve recorriendo esa zona tan maravillosa de Madrid, sus gentes animan con los grupos de cantos que se forman alrededor de ella, allí las movidas son cuantiosas.
Por la mañana llamé a Sebastián, no cogió el teléfono, anduve callejeando parte de la mañana y a medio día volví a llamar, esta vez lo cogió su hijo Juan, A Juan le comente el motivo y la necesidad de hablar con su padre y Juan me dice que su padre acaba de morir y que él no sabe nada de los amigos de aquellos tiempos.
Sentí tanta decepción que no sabía si correr, o llorar. Al final después de mucho meditar volví al hotel a saldar mi cuenta para volver a casa.
Buenas tardes amigos.
lunes, 14 de septiembre de 2020
La dote
El ajuar
Las amigas estaban pasando la tarde en casa de María.
Entre charlas y despellejar al vecino, pasaban las tardes.
María presume de la dote que llevó cuando se casó, ¡en sus tiempos!, las madres se las ingeniaban para comprar el ajuar de sus hijas, ¡Por qué, para los hijos..!, Después que eran los que llevaban el sueldo a casa, para ellos, no había nada, al contrario, tristes por perder su sueldo.
Así, eran algunas madres, y aún, quedan algunas.
Encarna vio su copa vacía y fue a por la botella, y antes de consultar con María, fue al aparador a coger una copa de las que presume que, llevó en su dote. Sin esperar contestación ábrela puerta del mueble, y, cuál fue su sorpresa, al comprobar que esta hueco y en su interior solo está el suelo de la sala.
Se echó a reír diciendo, ¡esta son las copas de tú dote!
María reía y comentó, una noche escuché un estruendo y al llegar aquí, me encontré con toda la loza en el suelo hecha añicos.
Todas reían al ver un mueble en el comedor con cuatro patas y dos puertas.
Buenas tardes amigos.
jueves, 10 de septiembre de 2020
Inscricion a fuego
La inscripción a fuego
Juan al volver del trabajo cruza la gran Avenida del Arco Triunfal son la siete de la tarde.
Al pasar por la taberna de Pancho “el tabernero” sentado entorno al velador.
Están sus amigos jugando al dominó, fue a su encuentro, empezaron la partida acompañada de unos vasos de vino. La mesa era rectangular la estructura de forja negra la encimera de mármol Blanco. Juan siempre se sentaba en el mismo lugar mirando el reloj de la torre.
Él acariciaba la mesa mimando cada nudo de ella. Enrique cuando pierde se enfurece y paga dando puños a la mesa. A Juan le duele su actitud y comenta.
¡Qué culpa tendrá la masa! Los otros se ríen, habían conseguido tomar la ronda gratis.
Se marcharon los amigos, y se quedó pensativo seguía sentado acariciando el mármol.
Pancho se acerca a la masa, se disponía a limpiar, en ese momento él le dijo.
─Deja los paños, yo limpio.
─Como tú quieras.
Limpio con suavidad cada tramo de la mesa.
Un relámpago le hizo sobresaltar, llovía igual que el día que enterró a Leonor “su hija”.
En el patio número cinco del Campo Santo. Grabó la inscripción y sus ojos bañaron las letras sirviendo de tinta para quedar impregnada en la piedra.
El viento esculpe la parte banda de la roca, a su paso por ella, ahonda en las piedras formando figuras para el disfrute del hombre.
Él, creo formando volúmenes y entregando todo, en su última obra y en ella expresa su más profundo dolor.
Joaquina Campón.
miércoles, 9 de septiembre de 2020
La señora Blasa
Jacinto sentado en lo más alto del monte, dando vueltas a la pluma, su cabeza le irradia las ideas que transporta por medio de ella al papel. En las hojas en blanco van apareciendo ríos de tinta, dándoles la forma y colorido, para que el público se embelese y atraer al lector, dando formas a sus ideas
Va vertiendo su veneno que el lector bebe, y les cuenta las historias que pasan alrededor.
Hoy ha contado la de la señora Blasa.
Blasa fue una bella mujer. Se caso con un hombre adinerado, su vida transcurría entre la casa y ayudando en la empresa del marido.
Un día Germán –su esposo, se acercó a ella y con mucho mimo le dijo.
— Márchate para casa, allí haces más falta.
Blasa coge el bolso y en la puerta se craza con un señora más joven que ella. Se dieron los buenos días y cada una siguió su camino.
Esto empezó a repetirse con frecuencia, y sospechas que es mucha casualidad.
Un día salió y dando un corto paseo, volvió a la empresa, entró sigilosa y los encuentra en la cocina bebiendo una botella de champán.
Germán no sabía que decir, pues nunca tuvo unas malas palabras para ella.
Se acerca a su esposa y la invita a que comparta con ellos la bebida.
Blasa se enfurece y se marcha. Al llegar a casa hace las maletas y se marcha a recorrer mundo.
Al bajar de la nube observa la tormenta de humo que rodea esta absurda vida por dónde camina el hombre.
Jacinto se sacude la ropa y camina monte abajo.
Buenas tardes amigos.
viernes, 4 de septiembre de 2020
Historias de Cornejo. Cumple año de papá
Un día más a la sombra de los recuerdos que tantas horas llevaste de la mano a tus seres queridos.
El tiempo pasó deprisa como relámpago iluminando tu casa, con ellos auguraban largos años de dicha.
Tu luz se apagó y quedaste a los tuyos en las más inmensas tiniebla.
Cada cumple año eras el primero en felicitarnos, disfrutabas viendo la cara de los tuyos. Me gustaría que volvieran esos tiempos, pero la vida tiene un recorrido corto y el final llega.
Sombras es lo que queda de la unión familiar, esas sombras que oscurecen el pensamiento, cuando llega el día señalado.
Aunque no estés, siempre será recordado como un día especial.
Un fuerte abrazo de corazón para ti, y para las dos que tienes al lado.
Muchas felicidades al padre más bueno y cariñoso.
Un fuerte abrazo para los tres.
miércoles, 2 de septiembre de 2020
Noche amarga
Raúl quedó en reunirse con su hijo, en el camino, le sorprendió una tormenta que le impide avanzar, el coche se paró, y desde él observó que no muy lejos se veía una luz.
Después de una lucha feroz contra el barro llegó a la casa.
Los ladridos del perro alertaron a la dueña.
Una mujer joven le estaba esperando en la puerta, le invitó a entrar. Él le explicó la odisea.
No tiene medios para seguir, ella le sugiere compartir su cena.
Al terminar, sentados frente al fuego. Marina con su timbre de voz dulce y sonora, le fue contando lo feliz que había sido en su matrimonio. Él marido se marchó una noche y unos jabalíes lo mataron. Y el resto de su vida ha ido rodando alrededor de la soledad. La soledad que sus labios enumeraron con cada historia que relató sin tristeza a pesar del sufrimiento.
De esa manera pasó la noche, entre las historias de ambos.
Por la mañana, Raúl poniendo pies en tierra, se despidió diciéndole, hasta pronto.
Historias de Cornejo.
lunes, 31 de agosto de 2020
Historias de Cornejo. La duda
Jeremía esa mañana al entrar en la sala de trabajo, experimenta un frío que recorre su cuerpo y no le dejaba acercarse a quitar la tela que cubre el cuerpo que se encuentra su mesa de trabajo.
Decide acercarse donde el cadáver le espera silencioso, tapado con una gasa blanca, sin prisas de ser atendido.
Jeremía sentía pánico para retirar la tela, nunca sabía lo que iba a encontrar.
Su trabajo no se podía realizar sin ese requisito.
Estuvo dando vueltas alrededor, y al final decide empezar su trabajo.
Al quitar la gasa, su cara cambió, entre sus manos encuentra un personaje desconocido. Suspiró con alivio al comprobar que sacándole las entrañas…
Buenas tarde amigos.
sábado, 29 de agosto de 2020
Historias de Cornejo ¡Qué queda de aquello!
Tarde monótona, la lluvia azota con fuerza los cristales de la ventana, rompiendo el silencio. Embebida en el aburrimiento, los ojos tropiezan con una foto familiar.
A través de la foto se busca en la mente aquellos tiempos enmohecidos del pasado. Los recuerdos se reviven para decir y contar algo de aquellos maravillosos años.
La memoria son viajes en el tiempo que cruzando el cerebro, salen salpicando dando saltos gran velocidad.
Ahí, es donde empieza la mente a cavilar, si esas sombras en el papel, corresponde a lo que buscas en el cerebro.
Pasado los años, de la foto no queda nada, la mente ha cambiado tanto, que de ellas salen negras humaradas para borra el pasado. Tantos días de felicidad transformado en horas de amargo pensar.
De aquello, no quedan más que recuerdos del ayer.
Buenas tardes amigos.
jueves, 27 de agosto de 2020
Tres puñales
Tres puñales
Tres puñales me clavaste,
del primero y el segundo te mofaba,
y no conforme con eso,
el tercero lo hundirías.
¡Como es la vida!,
ahora estás bebiendo en tus carnes,
todo lo que me dolía,
¿no me pidas compasión?
que los puñales clavados,
los llevo en el corazón,
con ardiente fuego, en el siguen,
y por mucho tiempo que pase…
La llama seguirá incandescente,
¡Y, mira que no quisiera,
tener este pensamiento!
pero el agravio a los hijos...
Ellos son lo primero, y,
ni se olvida, ni se perdona,
¡ No vengas ahora,
que te quieres divertir!.
De mis labios la sonrisa,
no han de salir.
Tres puñales me clavaste,
del primero y el segundo te mofaba,
y no conforme con eso,
el tercero lo hundirías.
¡Como es la vida!,
ahora estás bebiendo en tus carnes,
todo lo que me dolía,
¿no me pidas compasión?
que los puñales clavados,
los llevo en el corazón,
con ardiente fuego, en el siguen,
y por mucho tiempo que pase…
La llama seguirá incandescente,
¡Y, mira que no quisiera,
tener este pensamiento!
pero el agravio a los hijos...
Ellos son lo primero, y,
ni se olvida, ni se perdona,
¡ No vengas ahora,
que te quieres divertir!.
De mis labios la sonrisa,
no han de salir.
martes, 25 de agosto de 2020
Historias de Cornejo, Adela
Adela, se sienta en el comedor, detrás de las puertas del balcón. Observa que en la calle, frente de su casa, hay un coche aparcado, y dentro una persona, que le llama la atención, y ve a un personaje y su mirada se dirige hacia donde ella se encuentra.
De pronto reconoce a Javier, su corazón late fuertemente.
Le ve envejecido, su pelo plateado.
Ha pasado mucho tiempo desde que sus cuerpos recorrieron el salón de baile.
La luminosidad de un día se fue. Vinieron tinieblas punzantes, noches amarga de soledad. El resplandor de un día, y amargos años. ¡Ahora, es tarde para empezar de nuevo!
─ Hasta mañana.
Fueron tus últimas palabras que bullen en su mente triste y sombrías.
¡Es tarde! ¡Desde aquél encuentro, ha sufrido tanto! Su vida ha girado en torno a la espera.
El fuego hecho cenizas, las que no quiere remover.
domingo, 23 de agosto de 2020
El Encierro
Cinco de la madrugada de una noche del mes de abril.
Noche sin luna, las sombras poblaban la triste nave donde dormían.
El moho dominaba la estancia. Cada rincón lleno de trastos viejos inservibles, su desuso los dejó en la más inmensa ruina.
En una estantería, ¡que por extraño que parezca, siempre estaba limpia!
En ella se encuentra un cuadro donde dos figuras resplandecen, alegrando el lugar.
En él se veía una joven con un niño entre sus manos, niño pequeño envuelto en pañales blancos.
Una joven vestida de negro, toquilla gris, pelo como el azabache, recogido con un moño en la nuca.
Sus manos grandes y protectoras, sujetan con delicadeza el delicado cuerpo del niño. Su cara sonriente emana la dulzura transmitiendo el cariño y cuidados al bebe.
Cuando lo miran siempre permanece igual.
En la nave hasta los muertos tienen vida, a ellos los llevan al departamento del sótano, y allí permanecerán hasta que se recompongas sus huesos y poder huir al inmerso campo.
Una noche, uno de los cadáveres se levantó cogiendo su raída manta y echó a andar.
Las horas monótonas y aburridas las pasaban buscando libros viejos que almacenaban en el sótano, y mirando figuras raras pasaban las horas.
Una noche Javi y Juan, bajaron a ver qué encontran. Y uno de los guardianes nos oyó y los quedaron dos días sin comer, ─ ¡cómo si los demás día…!
Los guardianes los cuidaban mientras sus familias seguían desparecidas.
Todo era negro y confuso, el trato era tan distante que el único consuelo era estar al lado de los compañeros.
Las peleas eran sus juegos favoritos, hasta esperar con desconsuelo la mayoría de edad para salir del encierro.
Por las noches recorrían las estancias prohibidas. Y
galerías inmensas de las que se escondidas bajo tierra.
Las noches se les hacían eternas sin comprender que hacíamos aquí, unos niños perdidos en esta parte del mundo.
Cuando llegaron éran muchos, ahora, cada vez están menos.
Una noche descubrieron una habitación, vieja y sucia igual que las otras, y, en cima de una mesa había una maleta de cuero marrón, sujeto con un correaje y una hebilla cuadrada. Javi consiguió abrirla, y al quitar la tapa se retiró con gestos de espantos Juan se acercó y al mirar dentro sus semblante de horror le hechó par atrás, al ver los huesecillos de los dedos de las manos, esos que le faltaban a todos los niños.
Seguirán allí, hasta que la muerte.
miércoles, 19 de agosto de 2020
Historias de Cornejo. Confinamiento
El silencio inmerso que invade la atmosfera, está dando paso a la naturaleza a respirar, mientras que nosotros invernamos. Nos está demostrando que para poder vivir, y pasear por éste, nuestro mundo, qué también es suyo, sin darnos por enterados, la estamos destruyendo.
Ha tenido que venir el horrible Bicho, ese que no tiene cara, y atreves de las consecuencias desbastadoras de la muerte de miles de personas, Y aún así, no hemos aprendido nada.
Entraste despacio sin hacer ruido, sabiendo que al explota, el mundo se estremecería y sin piedad, te has llevando entre tus garras a los mayores de edad.
Su lentitud y el desgate del tiempo, cansados de trajinar, para darles a los suyos un futuro mejor.
Quedaron atrás sus verdaderos sacrificios. Y ayunos, para que ellos.
Ropas antiguas, para que ellos se vistan. Calzado gastado, para que ellos caminen.
¡Qué ingrata es la vida!, que ni con esta pandemia, aprenderemos nada.
Seco por el desgate sufrido.
En ese espejo del agua, pasan sus figuras y en el pensamiento, quedan las caricias de verdad.
Aquellas, ya lejanas, que un día sus frágiles dedos acariciaron su piel.
Hoy son manos curtidas y carreteras asfaltadas por el sol.
Abre la puerta, que solo pido una “mí agina” de cariño.
Los Besos
Los primeros que recibes, pocos recuerdas.
Al llegar a la juventud, imposible de olvidar.
Desde ahí, una cadena de ellos se pierde en el ovillo de la mente.
Ahora ha llegado el momento del confinamiento, en este periodo la meditación que se recrea y con añoranza, recuerdas los momentos cuando los tirabas, sin darle la importancia que tiene.
Ese beso perdido que buscas sin encontrar donde posarlo.
En la distancia, solo con el pensamiento te desgarra el alma, al no poner en cada mejilla el deseado y el cariño que lleva envuelto, todo lo que sientes por tus seres queridos.
¡Cómo duele!, verlos cerca y no poder transmitir lo que sientes. Solo con la mente llegas a abrazar comunicando todo el cariño que emana del corazón de una madre.
Se impregna mi alma fluyendo el deseo de la cercanía. La dureza del momento, te hace débil ante la impotencia de querer y no poder.
Ese beso perdido que intentas enhebrar para retener en el libro de la memoria, atando fuertemente para que no se deshaga. El futuro llegará, y en ese momento sabré cual guardar para los momentos que la soledad me espante.
Esa soledad que flota en los rincones más lejanos del cerebro, y por mucho que mires, la estancia sigue vacía.
Deseando que pase pronto para poder abrazar a los míos.
Historias de Cornejo. Joaquina.
viernes, 14 de agosto de 2020
Historias de Cornejo La noticia de la sociedad
Hace unos días se encontrado el cadáver de un joven de unos treinta años de edad, muerto en la puerta que dormía habitualmente. Allí, pasaba las noches, por el día pedía limosnas.
En un portal abandonado de un viejo edificio. Al llegar la mañana guardaba sus pertenencias y sus mayores tesoros eran los cartones, que cambiando cada día, los mojados por secos.
Sin embargo, las noticias más relevantes de estos días van encaminadas por otros asuntos. Ello se centra en el excesivo consumo de las compras Navideñas.
Los medios de información se vuelcan en pintar un país rebosante de dinero, en el que todos los habitantes, les sobra para manjares y regalos, Qué hasta el perro debería de llevar, abrigo y buenas botas.
¡Ojo, que no estoy en contra de ellos! Y no digo que no tengan derecho.
Escuchando la radio y la televisión y la pobreza que nos rodea, hay un choque entre las dos España, ¡la que les sobra, oh, se endeuda, oh!, la que no tiene y pasa frío, durmiendo en la calle y arropado con las pocas pertenencias que encuentran en la basura.
La primera es la que resaltamos, ¡La segunda, no interesa!
¡Cuánta falsedad, en cualquier círculo! Esto al país no le conviene divulgar, es mejor vivir de espalda a la verdad.
Lo que pasa, no se pueden decir, ¡si lo haces, te apartan!
A sola en la alcoba meditas frente al espejo, y notas que las palabras que revotan y vuelven, en ese momento comprueban que la sociedad es una “mierda” solo acogen en ella al que se defiende por sí solo, sin ahondar en el problema
Joaquina Campón.
jueves, 13 de agosto de 2020
El otoño
Se marchitan las pocas flores, que a duras penas quedan en las tristes macetas.
Todas las amigas de María estaban contentas, era la patrona de la Virgen de La Hispanidad, y todos los años, dentro de los festejos, el baile no podía faltar.
María y sus amigas se preparaban para asistir él.
Los vestidos domingueros las esperan. Compuestas, el grupo de amigas caminan al salón.
La alegría en sus caras, con cuatro pesetas en el bolso, para un refresco y algún puñado de pipas. El bolso hecho de tela ¡de un retal del vestido!, bolso pequeño, redondo, cerrado con una cinta que colgaba de su muñeca.
Esa tarde soleada llego a su vida un joven guapo que con una sonrisa y delicados modales la invita a bailar. Lo mira, y extrañada duda si esa propuesta iba dirigida a una simple chica, chica corriente. Le miraba tan asombrada y pesó, ¡Se ha equivocado de persona!, seguro que viene a por la lista del grupo. Atónita esperó que volviera a proponerlo. Y, este, repitió.
— ¿Quieres bailar conmigo?
En ese momento le tomó la mano, que María le extendió gustosamente.
Su cuerpo experimento una sensación tan sumamente maravillosa que flotando en el aire recorrieron la estancia. Le Miraba sin comprender como un chico tan guapo, se había fijado en ella.
Como el fuego su corazón ardía al apoyarse en sus brazos, brazos fuertes que cogiendo su cintura bailamos sin parar. La tarde inolvidable pasó tragándose las horas a un ritmo acelerado, intentaba con todo su corazón parar el reloj, pero él, no tuvo en cuenta sus ansiados deseos.
La nube que flotaba se fue desvaneciendo. La despedida puso fin al día, donde los sueños volaron, dejando el agridulce del deseo que toda chica, a sus catorce años, siente la necesidad ser abrazada por unas manos masculinas.
Al despedirse le dijo, —mañana te llamo. María al llegar a casa guardo sus ropas sin lavar para no perder el olor de su príncipe encantado.
La espera de un día, semanas, sigue sin ver la luz.
Han pasado ¡Tanto tiempo!, María lleva detrás de esas cortinas carcomidas, esa llamada, que entre cruzada se perdió en el pasado.
Sus sienes plateadas adornan su vejez, peinando cada mañana, no quiere ni pensar, que el tiempo pasado no volverá aferrada al recuerdo la soledad la consume lentamente.
Los pájaros revolotean en la plaza, son los únicos que le dan compañía.
miércoles, 12 de agosto de 2020
Tarde de en mi pueblo
El calor impregna cada rincón, en la tarde del mes de agosto.
Sofía sentada a la sombra del limonero se mi desnuda, se encuentra devanando un ovillo de ideas que le da vuelta en la cabeza.
En ese momento, llaman a la puerta —Abre─ y encuentra a Pruden abanicándose con el soplillo de la cocina.
Pasa, Pruden el café esta recién hecho.
─ ¡Qué elegante vienes con ese abanico!
─ Déjate de coña.
─Siéntate te pongo el café.
─ ¡Café, con este calor!
─Bueno, pues agua del pozo.
Mira Sofía, termino de echar a Manolo de casa, me ha llamado diciendo.
─Pruden, ¿quieres un trocito de salchicha?
Y le he preguntado,
─ ¿Cómo está, ya cocida o cruda?
─¡Qué cosas tienes, como va a estar!
Y lo he mandado a la porra.
Me ha echado en cara que valgo poco en la cama.
En ese momento llaman a la puerta,
─ ¿Sofía, dónde andas?─se abre la puerta─ Ah! Ya te veo.
Entra Encarna, ─Y comenta─,
─ ¿Qué hace aquí esta bruja?
Responde Pruden, ─ ¡mal empezamos!
Sofía la invita a entrar. Pasa que estamos hablando de nuestros hombres.
─ ¡Qué raro, pensaba que esta vez tocaba hablar de nosotras!
─ ¡Oh, es que somos santas!
─ No hombre no, nosotras.
─ Nosotras ´na´, somos unas ñoñas en la cama.
─ Sí, ¿pero por culpa de quién?
─ ¡Eso ahora no importa! Lo verdaderamente importante es no haber aprendido de nuestros errores.
─ Si, pero acuérdate de Juanita, esa que trabaja en casa de Doña Patro.
─ ¡Doña Patro, doña leche!
Sí esa, que conoce todas las artes de la cama.
A Juanita se le ocurrió practicar las artes, en su cama y el cerdo del marido, pensó que negociaba con doña Patro.
─ ¡Pobre Juanita!
Tomaron el agua.
─Anda echa otra roda, ─pero esa vez nada del pozo, ves a por la botella de anís que sobramos el otro día, y mientras, me acerco a por la pandilla que falta. Y terminamos como el otro día, la Lola subida en la mesa bailando.
La tarde pasa entre risas.
Pruden al llegar a casa, se paró y comprueba que hay unos escalones para entrar, qué no recordaba y pensó, ¡coño, quien habrá puesto este peldaño aquí! Esto es cosa de mi suegra, ¡Y mira si está vieja!, pero ahí sigue dando guerra desde el día de mi boda, cuando llegue a casa lo primero que vi al entrar fue una maleta en medio del comedor. Menos mal que la maleta la lleve a la hoguera, pero a ella…
Así, pasan el aburrimiento las amigas de mi pueblo.
El cine
La película se proyectaba a las nueve de la noche, allí acudían gran parte del pueblo con sus coches de caballos.
La taquillera no daba a vasto a tanto personal.
Todos querían ser los primeros, ¡y por si fuera poco!, llaga el listo y se coloca el primer, el lío se forma de manera descomunal, el portero sale para poner orden, en vez de eso, todos ellos empiezan una batalla por la lucha del primer puesto, la taquillera cierra la ventanilla de las entradas.
Se marcha para casa dejando que ellos que buscaron la pelea, la solucionen.
Buenas tardes amigos.
martes, 11 de agosto de 2020
Ella
¡Maldición! No te alces
Estás viva dentro de mí
¡No te levantes! No,
para gozar tú maldad.
Trinos cantan a son de muerte
y los muertos al llegar
con desconsuelo los posan
¿Pervertir?
¡Maldita muerte
por qué existes!
Esa lucha por llegar
a ninguna parte.
Endiablado desde el origen
ronroneas en mi mente
esa lucha por alcanzar
¡Bueno! ¡Allí, si llegaré!
Igual que una rosa marchita
yace tu cuerpo en el suelo
quién pudiera ser era
y poderlo aprehéndelo.
Noche clara vida negra
es larga la distanciar
cerca la noche y el día
ese es nuestros entonar.
La pobreza
Fue una bella mujer, su vida transcurrió entre algodones y caprichosos.
En su juventud, los amigos la adoraban. Empezó a faltar el dinero y los falsos amigos fueron desapareciendo.
Fermina, ha llegó a la vejez, y su vida transcurría en la más inmensa soledad. Cada mañana iba al mercado. Allí daba vueltas hasta que se adueñaba de alguna pieza para comer.
Siempre llevaba un bolso colgado del brazo y al menor descuido del dueño del puesto, se guardaba lo que tenía más cerca.
Una señora del mercado, la llevaba observando un tiempo, y un día se acerco, y empezó a hablar con ella.
La invitó a un café, en ese encuentro, Mercedes le reprochó su actitud y Fermina agachó la cabeza y le contó su vida.
─ ¿Ud. Sabe lo que es la pobreza?
─ ¿No, pero hay otras formas de vida?
─ ¿Dígame, cuáles?
─ ¿Por ejemplo, la familia?
─ ¡La familia, no me haga reír!, esa es la peor de todas.
─ ¡Mala experiencia ha tenido!
Por las circunstancias; ya olvidadas, hoy soy una mujer que vive de la caridad, o de adueñarme de lo que no es mío.
─ ¿Si Ud., quiere?, se viene a vivir a mí casa; eso sí, nada será gratis, tendrá que ayudar en las tareas cotidianas y ¡por supuesto, dejar de robar!
─ ¿No, no me conteste hoy?, quedamos para el lunes. Buenos días.
Joaquina Campón.
lunes, 10 de agosto de 2020
El aburrimiento XXII parte
Dando vueltas como desprenderme de las malditas monedas y no encontrar la solución, hoy he estado pensando en ir a hablar con mi amiga Sabina, su padre es el enterrador del pueblo, he pensado que en la próxima incineración voy a entrar las monedas en un ataúd y entre las cenizas desaparecerán la pesadilla que arrastro.
Sabina al verme llegar me ha preguntado,
─ ¿Qué haces por aquí? ¿No es costumbre tuya el acercarte a este lugar?
–Sí, es verdad, vengo a pedirte un favor, mira estas monedas me traen desgracias, unas tras otra y quiero deshacerme de ellas y, he pensado que en la próxima incineración desaparezcan,
─ ¿Y, por qué dices que están malditas?
–Porque desde que están en nuestro poder las desgracias no faltan, y convirtiéndolas en cenizas desaparecerán para siempre.
─ ¿Tú sabes lo que me estás pidiendo?
─Si estas monedas las convertimos en cenizas y se esparcen por el mundo, ¿a cuántas personas, campos, animales, les va a llegar la desgracia?
–Adelina no sabía que decir, solo había pensado en ella sin saber hasta dónde se extendería el mal.
Adelina pide perdón a su amiga y camina sin parar hasta llegar al cortijo del tío Santiago. Sentados en el porche pasaron la tarde bebiendo agua fresca.
Buenas tardes amigos.
La lluvia
La lluvia
La lluvia cae lentamente para no despertar los benditos recuerdos, la mañana estaba fría, ventosa, desapacible.
El agua fresca mojaba mis pies, seguí la calle Rodada hasta llegar a las afueras del pueblo. Allí, en la esquina de aquella casa, recordé los años vividos de amor y dicha al lado de Rosalía.
Años de juventud en pleno y ardiente sol del verano caluroso, ese sol quemaba menos que nuestros cuerpos.
Caminábamos cogidos de la cintura embelesados en nuestras miradas.
¿Dónde se fueron las noches y los días de tanta felicidad?
Desde ese día voy al mismo lugar para recordar el pasado, y recordando sus besos reteniendo su sabor miel tan dulce como ella.
Lo más bellos de la vivir es pasar el tiempo tejiendo los hilos, que sorteando el día a día, tengas la suerte de llegar a la vejez.
domingo, 9 de agosto de 2020
Angélica
Angélica, era una mujer adinerada, su vida transcurría en solitario, y la única ocupación que tenía era acariciar a su Caniche, de nombre Greco, eligió ese nombre para recordar a su admirado pintor.
Greco, es de la raza Poodle, son perros inteligentes, juguetones, explora, husmea y reconoce su entorno, puede ver más allá de las cosas que ocurren.
Angélica era una mujer muy fea, y cuando Greco pasaba a su lado, le daba coletazos, coletazos fuertes, y siempre decía.
¡Qué fea es la jodía! ¡Si no fuera por las chuletas que me da!
Si los perros hablaran serian los mayores escritores del mundo, sus temas serían de lo más jugoso, y si saliesen a la luz, serian exterminados, por eso calladitos están mejor.
De Angélica se puede contar de todo, era muy severa con los criados, roñosa, desordenada, y a la vez muy débil. Se ampara en los demás presumiendo de todo lo que care.
A Greco le mima, dándole lo mejor.
Lo llevaba de paseo al Parque del Retiro, y allí, Greco conoció a Niela una perita de su misma raza.
Ella quedo preñada y al cabo de un tiempo, Niela, dejo de ir al parque, Greco buscaba sin ver a su pareja. Una tarde al terminar el paseo la divisó a lo lejos, ella caminaba y a su lado iba un caniche pequeño y él enseguida comprendió que sería de su misma sangre.
Al marcharse Angélica tiraba de la correa, y Greco se resistía besando al cachorro.
Esa noche se quedo en el jardín, dando vueltas en la oscuridad, llorando desconsoladamente y con sus ladridos no pudieron dormir los vecinos.
Joaquina Campón.
viernes, 10 de julio de 2020
Tres de la madrugada
Tres de la madrugada
Un extraño ruido se oye en el jardín, me levanto y a través de la ventana observo la noche huracanada. La niebla no deja ver con claridad.
Las nubes bajas ocultaban una sombra extraña que se movían bajo los árboles
De pronto, el golpe de una ventana.
Baje al salón, y observo que el sillón de la abuela está ocupado, -su sillón favorito que nadie utiliza desde su marcha.
Temblorosa me acerco, y veo, sentada a la abuela como en el pasado, su rostro dominante y autoritario.
─Siéntate, me ordena, no terminaba de asociar esta aparición pero le hice caso y sentada frente a ella.
─Coge papel y lápiz que te voy a dictar una carta para la familia.
Escribí y pensaba, esto es un sueño, no puede venir la abuela después de los años que lleva enterrada.
Le hice caso al sueño.
Empieza diciendo:
─Todo lo que acumulé en vida será para mis descendientes, ─ ¡qué por cierto, tú no entras!
La miraba sin hablar sin comprender nada.
En ese momento un rayo abre la ventana y sobre una nube desaparece.
La luz del sol entra iluminando la alcoba. Al despertar vagamente, mi mente daba vuelta sobre el sueño, y ¡pensaba!, un sueño como tantos otros.
Me olvidé, y pasó el día.
Por la noche, después de cenar la familia nos reunimos en el salón, allí charlábamos hasta bien entrada la oscuridad de la noche.
Al llegar a mi alcoba veo unos papeles encima de la mesilla, y con asombro leo que estaban escrita, toda la conversación de la abuela.
Enfadada los arrojé al fuego, las llamas fueron testigos de que no se podía consentir una injusticia.
De las llamas iban saliendo figuras andantes que rodeando mí cuerpo zarandeaban los pobres huesos. Aguanté y al terminar el fuego, desaparecieron.
Buenas tarde amigos.
domingo, 5 de julio de 2020
El teléfono
Como todas las tarde cerca del teléfono, descuelgo el auricular, y me quedo parada pensando, ¡qué estará haciendo! ¡Será buena hora para llamar! Cuelgo el auricular y camino pensando en el pasado cuando al descolgar oía tu voz en el otro extremo del hilo, ¡Era tan bonito sentir las palabras que, a veces, entre cortadas te salían de corazón, dando ánimos para que siguiera cuidando a mi esposo.
Siempre sabías que ello era los primero. Y sufrías compartiendo la soledad que tantos mayores arrastran a lo largo de su vida.
Ahora que estoy entrando en esa etapa, es cuando más necesito una llamada, llamada que rara vez, llego a oír.
Pero, la vida sigue y cada fragmento del árbol anda por sitios distintos, y, las ramas, nunca podrán unirse, solo se unen con el pensamiento y, a muy larga distancia, se abrazan.
Buena tarde madre.
domingo, 28 de junio de 2020
La pobreza
Fue una bella mujer, su vida transcurrió entre algodones y
caprichosos.
En su juventud, los amigos la adoraban. Empezó a faltar el
dinero y estos los falsos amigos iban desapareciendo.
Fermina, ha llegó a la vejez, y su vida transcurría en la
más inmensa soledad. Cada mañana iba al mercado. Allí daba vueltas hasta que se
adueñaba de alguna pieza para comer.
Siempre llevaba un bolso colgado del brazo y al menor descuido
del dueño del puesto, se guardaba lo que tenía más cerca.
Una señora del mercado, la llevaba observando un tiempo, y
un día se acerco, y empezó a hablar con ella.
La invitó a un café, en ese encuentro, Mercedes le reprochó
su actitud y Fermina agachó la cabeza y le contó su vida.
─ ¿Ud.
Sabe lo que es la pobreza?
─ ¿No,
pero hay otras formas de vida?
─ ¿Dígame,
cuáles?
─ ¿Por
ejemplo, la familia?
─ ¡La
familia, no me haga reír!, esa es la peor de todas.
─ ¡Mala experiencia ha tenido!
Por las circunstancias; ya olvidadas, hoy soy una mujer que
vive de la caridad, o de adueñarme de lo que no es mío.
─ ¿Si Ud.,
quiere?, se viene a vivir a mí casa; eso sí, nada será gratis, tendrá que
ayudar en las tareas cotidianas y ¡por supuesto, dejar de robar!
─ ¿No, no me
conteste hoy?, quedamos para el lunes. Buenos días.
Joaquina Campón.
viernes, 26 de junio de 2020
La puerta del misterio
Siete de la mañana Juan puso rumbo al centro de trabajo,
iba tan preocupado y sentía una opresión en todo su cuerpo. Al llegar al
colegio, miró, y al no ver a nadie, se paró en la puerta del despacho de la
directora, a mirar por la cerradura para
comprobar que nos había nadie dentro.
Estaba tan embebido mirando, que no escuchó unos pasos
que se acercaban. En ese momento le pusieron una mano encima del hombro, y al
mirar se encuentra a la directora junto a él.
─ ¿Qué hace
Ud., aquí?
─ dentro de una hora, le espero en el despacho.
─ ¿Me puede
explicar qué hacia mirando por la cerradura?
─ ¿Ha sido un momento de confusión, no volverá
a ocurrir, lo siento?
─Márchese,
hablaremos más adelante
Al final el día cuando se habían marchado el personal,
volvió al despacho en busca de su carpeta y esta vez fue por la puerta trasera,
¡allí no lo vería nadie! Antes de entrar, miro por la cerradura, y allí estaban
la directora y el secretario.
Juan se puso a escuchar, y la conversación giraba sobre
el libro viejo. La directora y el secretario pretendían vender la institución,
pero necesitaban el contenido del libro y para verlo se necesitaba la llave,
¡qué años llevaban buscando!
Él recuerda, que cuando se instalo el despacho de la
directora, la mesa de tenía una forma especial. Y en el fondo de la mesa, se
encontraban unos cajones y sus puertas eran cabezas de animales.
Cuando el vigilante estaba dormido, fue al despacho y
buscó debajo de la mesa.
Le llamó la atención la figura del león.
Puso los dedos en los ojos del león y la tapa se abrió.
Sus nervios a flor de piel, introdujo la mano y sacó un
pergamino enrollado y la llave sujeta a una cuerda. Lo cogió, sin olvidarse del
libro.
En eso momento se oyeron unos pasos, era el vigilante. Se
escondió detrás de las cortinas y al desaparecer, salió echando chispa.
Al llegar a casa puso la llave y se abrió el libro, Juan,
vió unos pergaminos.
Los cogió y empieza a leer.
Estas institución le pertenecen de por vida, a los niños
que la integran, no se venderá bajo ningún pretexto.
El último pergamino escrito en letra roja decía.
Siempre habrá niños pobres que lo necesiten.
Si esto no se cumple, caerá sobre quien lo vendiere, la
maldición del león y los comerá vivos.
jueves, 25 de junio de 2020
Elvira
Elvira vive en un palacete. Un buen día decide buscar esposo.
Va camino hacia el pueblo y se encuentra
con un vecino.
─ ¿Adolfo, le
invito a pasar unos días en mí palacio? Deseo casarme y sería bueno conocernos.
─ ¿Veo este
asunto un poco raro? Pero iré.
─ ¿Cuándo desea que vaya?
─Mañana día
treinta de Noviembre, ─ ¿le parece bien?
─ Sí.
El treinta de noviembre se produce el encuentro.
─ ¿Cuál es el
trato; para la boda; claro?
Tiene que pasar unas pruebas. Mañana saldrá para el Pico
Asiático, hacía el castillo donde vive
la bruja Espinosa, ella es la que tiene más poder que todas las brujas juntas. Tiene que ir y
hacerse amiga suya, con el fin de coger la llave mágica.
─ ¿Cuántos
días tengo?
─ Pocos, a
ella le gustan los hombres y cuando le vea, querrá tenerlo para ella sola.
Puesto en camino y después de unas semanas se encuentra delante
del castillo. Un sirviente lo lleva en presencia de la bruja.
Espinosa está en una
sala espaciosa con una chimenea preparando sus pócimas.
Adolfo es un hombre muy atractivo y Espinosa, lo contempla de
muy buen agrado.
─ ¿Qué hace
una persona como Ud. por estas lejanas
tierras?
─ ¿He salido a cazar
con el Emperador Carlos V?, y me he extraviado.
La astuta de la bruja, duda de sus palabras. Pero el deseo
de estar al lado de un hombre guapo es mayor. Consigue envolverlo en una nube y
en ella, vuelan, por el aire, dando
vueltas al castillo. Adolfo está atónito entre tanta maravilla.
Pasan la velada entre la cena y risas. Y le da bebe del
caldo; que ella tiene para estas ocasiones, y al quedarse dormido le arranca
unos pelos de la cabeza.
Que, Espinosa examina lo que le dice su bola mágica, ella siempre le
cuenta la verdad, y se enfurece tanto
que lo despierta.
Le
había creído, pero me ha mentido, por ello, desde hoy dormirás el sueño eterno,
sentado en el principio de la balaustrada, le convertiré en la figura de piedra
más bella del castillo.
Cuando pase, mis caricias le arán soñar.
Joaquina Campón.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)