lunes, 10 de agosto de 2020
El aburrimiento XXII parte
Dando vueltas como desprenderme de las malditas monedas y no encontrar la solución, hoy he estado pensando en ir a hablar con mi amiga Sabina, su padre es el enterrador del pueblo, he pensado que en la próxima incineración voy a entrar las monedas en un ataúd y entre las cenizas desaparecerán la pesadilla que arrastro.
Sabina al verme llegar me ha preguntado,
─ ¿Qué haces por aquí? ¿No es costumbre tuya el acercarte a este lugar?
–Sí, es verdad, vengo a pedirte un favor, mira estas monedas me traen desgracias, unas tras otra y quiero deshacerme de ellas y, he pensado que en la próxima incineración desaparezcan,
─ ¿Y, por qué dices que están malditas?
–Porque desde que están en nuestro poder las desgracias no faltan, y convirtiéndolas en cenizas desaparecerán para siempre.
─ ¿Tú sabes lo que me estás pidiendo?
─Si estas monedas las convertimos en cenizas y se esparcen por el mundo, ¿a cuántas personas, campos, animales, les va a llegar la desgracia?
–Adelina no sabía que decir, solo había pensado en ella sin saber hasta dónde se extendería el mal.
Adelina pide perdón a su amiga y camina sin parar hasta llegar al cortijo del tío Santiago. Sentados en el porche pasaron la tarde bebiendo agua fresca.
Buenas tardes amigos.
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