jueves, 10 de septiembre de 2020

Inscricion a fuego

La inscripción a fuego Juan al volver del trabajo cruza la gran Avenida del Arco Triunfal son la siete de la tarde. Al pasar por la taberna de Pancho “el tabernero” sentado entorno al velador. Están sus amigos jugando al dominó, fue a su encuentro, empezaron la partida acompañada de unos vasos de vino. La mesa era rectangular la estructura de forja negra la encimera de mármol Blanco. Juan siempre se sentaba en el mismo lugar mirando el reloj de la torre. Él acariciaba la mesa mimando cada nudo de ella. Enrique cuando pierde se enfurece y paga dando puños a la mesa. A Juan le duele su actitud y comenta. ¡Qué culpa tendrá la masa! Los otros se ríen, habían conseguido tomar la ronda gratis. Se marcharon los amigos, y se quedó pensativo seguía sentado acariciando el mármol. Pancho se acerca a la masa, se disponía a limpiar, en ese momento él le dijo. ─Deja los paños, yo limpio. ─Como tú quieras. Limpio con suavidad cada tramo de la mesa. Un relámpago le hizo sobresaltar, llovía igual que el día que enterró a Leonor “su hija”. En el patio número cinco del Campo Santo. Grabó la inscripción y sus ojos bañaron las letras sirviendo de tinta para quedar impregnada en la piedra. El viento esculpe la parte banda de la roca, a su paso por ella, ahonda en las piedras formando figuras para el disfrute del hombre. Él, creo formando volúmenes y entregando todo, en su última obra y en ella expresa su más profundo dolor. Joaquina Campón.

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