miércoles, 2 de diciembre de 2020
El incomprendido
El cadáver de Fabio sigue sentado en la escalera del piso.
Los vecinos pasan sin reparar en él. Fabio, los tenía acostumbrada a sus constantes jumera, y cuando pasaban a su lado, en vez de prestarle auxilio, les molestaba su presencia.
Fabio era un pobre viejecito sin familia ni desahogo económico. La soledad y el abandono del mundo donde vivía, le impulsaba a la bebida.
Pasaba su vida en un rinconcito del parque y contemplaba a los chiquillos corretear y mirando sus juegos envidiando su vitalidad.
Su propia historia inmensa como el horizonte.
De muy temprana edad ayudaba en la herrería familiar, consumiendo su niñez entre fogones, y nunca supo lo que era jugar con los niños de su edad.
Cuando los miraba en el parque no se atrevía a participar en los juegos. Sus lágrimas las disimulando ante ellos.
Unos días lo dejaron en la escalera, hasta que el perro de Dª Engracia dio la voz de alarma.
Historias de Cornejo.
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