miércoles, 9 de septiembre de 2020
La señora Blasa
Jacinto sentado en lo más alto del monte, dando vueltas a la pluma, su cabeza le irradia las ideas que transporta por medio de ella al papel. En las hojas en blanco van apareciendo ríos de tinta, dándoles la forma y colorido, para que el público se embelese y atraer al lector, dando formas a sus ideas
Va vertiendo su veneno que el lector bebe, y les cuenta las historias que pasan alrededor.
Hoy ha contado la de la señora Blasa.
Blasa fue una bella mujer. Se caso con un hombre adinerado, su vida transcurría entre la casa y ayudando en la empresa del marido.
Un día Germán –su esposo, se acercó a ella y con mucho mimo le dijo.
— Márchate para casa, allí haces más falta.
Blasa coge el bolso y en la puerta se craza con un señora más joven que ella. Se dieron los buenos días y cada una siguió su camino.
Esto empezó a repetirse con frecuencia, y sospechas que es mucha casualidad.
Un día salió y dando un corto paseo, volvió a la empresa, entró sigilosa y los encuentra en la cocina bebiendo una botella de champán.
Germán no sabía que decir, pues nunca tuvo unas malas palabras para ella.
Se acerca a su esposa y la invita a que comparta con ellos la bebida.
Blasa se enfurece y se marcha. Al llegar a casa hace las maletas y se marcha a recorrer mundo.
Al bajar de la nube observa la tormenta de humo que rodea esta absurda vida por dónde camina el hombre.
Jacinto se sacude la ropa y camina monte abajo.
Buenas tardes amigos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario