miércoles, 12 de agosto de 2020

Tarde de en mi pueblo



El calor impregna cada rincón, en la tarde del mes de agosto.

Sofía sentada a la sombra del limonero se mi desnuda, se encuentra devanando un ovillo de ideas que le da vuelta en la cabeza.

En ese momento, llaman a la puerta —Abre─ y encuentra a Pruden abanicándose con el soplillo de la cocina.

Pasa, Pruden el café esta recién hecho.
─ ¡Qué elegante vienes con ese abanico!
─ Déjate de coña.
─Siéntate te pongo el café.

─ ¡Café, con este calor!
─Bueno, pues agua del pozo.
Mira Sofía, termino de echar a Manolo de casa, me ha llamado diciendo.

─Pruden, ¿quieres un trocito de salchicha?
Y le he preguntado,
─ ¿Cómo está, ya cocida o cruda?

─¡Qué cosas tienes, como va a estar!
Y lo he mandado a la porra.

Me ha echado en cara que valgo poco en la cama.

En ese momento llaman a la puerta,
─ ¿Sofía, dónde andas?─se abre la puerta─ Ah! Ya te veo.
Entra Encarna, ─Y comenta─,

─ ¿Qué hace aquí esta bruja?
Responde Pruden, ─ ¡mal empezamos!

Sofía la invita a entrar. Pasa que estamos hablando de nuestros hombres.

─ ¡Qué raro, pensaba que esta vez tocaba hablar de nosotras!
─ ¡Oh, es que somos santas!
─ No hombre no, nosotras.
─ Nosotras ´na´, somos unas ñoñas en la cama.
─ Sí, ¿pero por culpa de quién?
─ ¡Eso ahora no importa! Lo verdaderamente importante es no haber aprendido de nuestros errores.
─ Si, pero acuérdate de Juanita, esa que trabaja en casa de Doña Patro.
─ ¡Doña Patro, doña leche!
Sí esa, que conoce todas las artes de la cama.

A Juanita se le ocurrió practicar las artes, en su cama y el cerdo del marido, pensó que negociaba con doña Patro.
─ ¡Pobre Juanita!
Tomaron el agua.

─Anda echa otra roda, ─pero esa vez nada del pozo, ves a por la botella de anís que sobramos el otro día, y mientras, me acerco a por la pandilla que falta. Y terminamos como el otro día, la Lola subida en la mesa bailando.

La tarde pasa entre risas.

Pruden al llegar a casa, se paró y comprueba que hay unos escalones para entrar, qué no recordaba y pensó, ¡coño, quien habrá puesto este peldaño aquí! Esto es cosa de mi suegra, ¡Y mira si está vieja!, pero ahí sigue dando guerra desde el día de mi boda, cuando llegue a casa lo primero que vi al entrar fue una maleta en medio del comedor. Menos mal que la maleta la lleve a la hoguera, pero a ella…

Así, pasan el aburrimiento las amigas de mi pueblo.

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