viernes, 5 de julio de 2019

El aburrimiento 7ª parte



Bajé al encuentro con Maruja me extraño la ropa.   Llevaba un pantalón verde aceituna, camisa blanca y zapatos de tacón del color negro haciendo juego con el bolso. Me vestí en acorde de ella, caminamos hasta la casa de Consuelo al llegar estaba preparada y cogimos el coche y salimos a la carretera que rodea el pueblo, a la altura del merendero que se encuentra a las afueras del pueblo, Nos estaban esperado; Consuelo había hecho la reserva de la comida, el menú cochinillo a la brasa, ensalada y variación de dulces
Después de comer Consuelo; con unas copas demás; nos dijo, chicas se acabaron las penas, os voy a contar algo que pasó hace mucho tiempo. ¿Os acordáis del “tío” Juanelo? Sí hombre, ese que vivía en la choza que se encontraba en el alto de la montaña, él pobre era corto de entendederas, pero las manos las tenía muy largas. Un día que iba con mi madre a por agua. Él salió a saludarnos, entramos y Juanelo cerró la puerta, miré a mamá y me puse a su lado, Juanelo empezó quitarse los pantalones, mamá cogió la badila y le decía, ¿Juanelo abra la puerta? No hizo caso y al acercarse a mamá le atizó con la badila haciéndole una brecha en la cabeza que cayó al suelo sin vida.
Mirábamos con asombro a Consuelo acordándonos de la desaparición de Juanelo. El chozo desapareció una noche envuelto en llamas y todo el pueblo le dimos por muerto a consecuencia del fuego.
Consuelo reía y disfrutaba contando el suceso, remató diciendo ¡Él se lo buscó! nosotras íbamos en son de paz.
Buenas tardes amigos.

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