La visita de Pablo fue muy provechosa
con ella iba ganando datos que usaría para completar el enigma.
Me quedé pensando y cada vez tenía
más enredada las cartas. Esa noche me vino a la mente lo que vi a mis padres
hacer en el granero. Un día que al verlos venir me escondí en el doblado, ellos
llegaron y se pusieron a cavar en un rincón, se tiraron buena parte de la
mañana, estaba a punto de salir corriendo pero ellos me verían, aguante y por
fin dieron por terminado parte del hoyo.
Tardaron unos días y vigilando pude
ver como terminaron en una cavidad bastante profunda.
La mañana siguiente fui antes que
ellos; tardaron, pero al llegar siguieron cavando. A eso de medio día lo
taparon con una manta, de esas que hacía la abuela de trozos de telas viejas y
pude comprobar que allí entraron los cuerpos del “tío” Arturo y la hija del
“tío” Recuero, tapando con el resto de la manta y rematando con estiércol y
tierra. Mamá comentaba. ¡”Tío” Arturo nunca hizo caso a nada él vivía de
espalda al mundo! ¡Mira que sabía que esas monedas no las debería de tocar! ¡Y,
encima se las da a Sonia para que la
vea! Menos mal que llegamos a tiempo si no, cuantas desgracias habría causado a
las familias de la niña.
Nosotros arrastramos la desgracia desde
el primer día que las monedas fueron robadas, aún así, nuestro mal es menor mirando
las desgracias que lleva causando y lo malo, es que algunos familiares nuestros
no saben el veneno que sueltan.
Buenas tardes amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario