viernes, 29 de junio de 2018

Esa noche



La barriada se encontraba en fiestas. Todos bailando y bebiendo un vaso de vino de vez en cuando.
La noche prometía risas y jolgorio. Pero  un vecino dio la voz de que en las garitas de la cárcel se escuchaban peleas y fuerte murmullo. Avisaron a los músicos que dejaran de tocar el acordeón para escuchar mejor.
Al rato unos tiros helaron al personal y empezaron a caminar hacia sus casas. En pocos segundos quedó la calle desierta. Unos guardias entraban en la calle; fusil en mano, Papá que había organizado la fiesta fue el único que salió a ver qué pasaba. Los guardias no dieron explicaciones se dirigieron a él y le obligaron a cerrar.
La mañana siguiente el comentario estaba servido. Un preso se había escapado y murió en el intento.
Al parecer era pariente del los familiares del número 27. Los vecinos al enterarse fueron a darles el pésame.
Así eran los vecinos de antes.
                                 7-6-2018  Joaqui.  

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