Ya en casa estábamos a
punto de terminar la cena Laura me
preguntó, ¿Cuándo me vas a enseñar el secreto del baúl?, estoy deseando ver su
interior. -De eso no hemos hablado pero te prometo que cualquier día lo veremos
¿si te parece mañana echamos un vistazo? – ¡Cómo tú quieras!
Me fui preocupada y no
dejaba de pensar en ello, pensaba que el contenido sería la ruptura de nuestro gran
cariño y miedo ahora que tenía compañía y por culpa de ello tirásemos todo por
culpa del pasado.
Rosa vivía de la pensión
del padre y del dinero que le daban las tierras que tenía arrendadas; no era
mucho, pero lo suficiente para poder comer y vivir con moderación.
Estaba soltera en su
juventud nunca le cortejó el joven que ella deseó.
La mañana siguiente Laura
después del desayuno le comenta, -¿Rosa si quieres vamos a ver ahora el baúl?
–Como quieras.
Subimos las escaleras del
desván y bajamos al lugar secreto allí delante de nosotras se encontraba el
misterio. Puse la primera llave en la cerradura esta intentaba poner
resistencia pero al final se abrió. Gran sorpresa al ver que en la primera capa
había un vertido de novia muy envejecido, lo intentamos sacar y él se fue
haciendo añicos. Entre el vestido se encontraba una escopeta de cañón
recortado. Al sacarla cayeron al suelo unas
balas y retrocedimos el ruido al caer nos dio miedo en pensar la
procedencia de lo hallado. Nos mirábamos asombradas sin saber que decir el aire
de la estancia se sentía viciado y espeso, la respiración nos iba faltando por momentos
pero reaccionamos y comenté - ¿seguimos abriendo las llaves del fondo? Laura estaba
tan asombrada que no contestó, solo puso las manos a la cabeza y lloró amargamente.
¿Por qué lloras, Laura? –Mamá me habló muchas veces de la escopeta perdida, ¡y mira, mira donde está!
-Si quieres nos vamos y mañana seguimos con las
siguientes llaves, ¡tú verás! –Vamos a dejarlo.
26-6-2018
Joaqui.
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