sábado, 23 de junio de 2018

El misterio del baúl



El secreto seguía dando malas noches, en la vejez se duerme cada vez menos y la mente se niega a estar quieta, eso es lo malo porque a ciertas horas no se pueden desarrollas ciertos trabajos.
Por la mañana llamaron a la puerta era temprano y seguía acostada. No quise abrir me pareció que no eran horas de visitas. Pero los golpes volvieron a sonar. Me levanté y abrí el balcón para ver quién era. Comprobé con asombro que era la prima Laura, Laura estaba esperando plantada en la puerta. Al bajar nos abrazamos y nos miramos comprobando que los años han pasado haciendo huellas profundas en su persona. Seguía guapa pero el paso del tiempo la ha castigado.
La hice pasar a la cocina la hora requería desayunar.
Laura comentó -voy aquedarme unos días contigo; ¿si no tienes inconveniente? –le contesté; al contrario me ayudaras a pasar el tiempo más ameno y cuando terminemos el desayuno iremos a dar una vuelta al pueblo.
Reímos recordando los viejos tiempos. Nos gustaba ir a la era con nuestros padres y montada en el trillo pasábamos las horas.
Por las tardes jugábamos en la calle mientras nuestras madres cosían o, hacían bolillos. Nosotras no necesitábamos nada, solo la imaginación y con piedras o palos hacíamos y vestíamos las mejores muñecas que han pasado por nuestras manos. Le poníamos nombres y las guardamos muchos años, por aquellos años no había dinero para caprichos, menos, para muñecas.
Llego la hora de cenar y al terminar nos fuimos a dormir el día había sido intenso.
                                                22-6-2018 Joaqui.

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