viernes, 22 de junio de 2018

El secreto del baúl


Sentada en el sillón de mamá esa tarde no dejaba de pensar en la dificultad de bajar la escalera. Estaba obsesionada por el mero hecho de pensar que con el tiempo cada vez sería peor. Estuve gestionando con el “tío” Jerónimo el traslado del baúl a la parte de arriba del desván. Tenía plena confianza en él, pues éramos amigos desde niños, siempre estuvo  enamorado de mí y la amistad la  hemos mantenido con una buena relación. Claro que Jerónimo también es mayor y dudaba de que fuese capaz de trasladarlo él solo.
Un día se presento temprano y con su ayuda  bajamos al sótano. Al llegar abajo y buscar las llaves, nos dimos cuenta que la habíamos quedado en la mesa del comedor. Subimos y guardadas las llaves en el bolsillo le invité a tomar un café Jerónimo acepto de buen grado. Todo se fue dilatando, las horas pasaban y al caer la noche Jerónimo tuvo que marcharse, quedamos para otro día.
                                                   21-6-2018   Joaqui

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