La vida seguía su curso,
la boda quedaba lejos pero el encuentro con el baúl no se podía olvidar con
facilidad. Nunca pregunté a mamá qué había dentro, el secreto guardado de
tantos años no podía salir a la luz.
Pasaron muchos años y la
soledad de los mayores entra en tiempo de reposo y reflexión. Los días son
monótonos e inmensos y la mente es la única que no para.
Intentaba olvidar pero un
buen día me dije, voy a ver que guarda el baúl. Trabajo me costó subir las
escaleras del desván, arriba estaba todo ordenado desde tiempos atrás, mamá se
encargaba de poner todo en orden. Al entrar vi con asombro que la escalera
estaba al descubierto, intenté bajar pero fue imposible. Los peldaños eran
estrechos y sin baranda de apoyo. El miedo me hizo retroceder y lo dejé para otro
día.
Joaqui.
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