Llamé a mamá; “abre que no quiero
estar aquí”. La oscuridad era total; siempre me ha dado miedo. Creo que de allí
me viene el miedo a ella.
No había paredes todo era blando
no había salida por ninguna parte, empecé a pensar; “este encierro será para
mucho tiempo”, y me asustaba. Oía voces pero no veía a nadie, las voces eran
conocidas eso me tranquilizaba. Siempre
eran los mismos nombres estaba deseando de saber quién le pertenecía a cada uno. Mi curiosidad
iba en aumento por mucho que hablaba con mamá no me hacía caso, dormía de vez
en cuando. Eran momentos en los que no deseaba salir. Allí se estaba bien.
Mamá cantaba y la música me hacía
olvidar.
11-7-2018 Joaqui.
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