Esta mañana me he acercado a la calle Sande en busca de
noticias de lo qué vi ayer. La puerta estaba cerrada. He llamado varias veces y
después de mucho esperar me he sentado en el umbral de la casa de enfrente esperando
viniera alguien, en ese momento se ha oído una voz, y seguido se ha abierto la
puerta, me he acercado y en el zaguán estaba una señora mayor, la he saludado y
muy amable me ha invitado a pasar. La note torpe en los andares pero hablaba
con cordura. La he seguido entre suciedad y el abandono de la casa al llegar a la cocina
me ha invitado a un café; no sabía si salir corriendo, aguanté sirvió el café,
Empezó hablado de su Felipe terminó rápido, comentaba que nunca le gustó trabajar.-Le
pregunté, ¿fue ayer el entierro? ¡Qué va hija, qué va! de esto hace veinte años.
-Aproveché preguntando por el féretro del día anterior, Se echó a reír y dijo -¿Cómo
sabe Ud. eso? –por casualidad pasé por la calle y lo vi. -Sí, trajeron mis hermanos
uno que pusieron en el cuarto pero era para mí, el día antes me desmallé y me dieron
por muerta así llevo muchos años y ellos vienen para cerciorarse solo para coger esta casa y el dinero y no saben ellos que esta casa la vendí
hace muchos años para poder comer y el dinero que queda hasta mi muerte se lo tengo
puesto a su nombre, fue la única persona a la que tengo que agradecer en este mundo.
-Me levanté y despidiéndome de ella la dejé en la más triste
miseria.
27-7-2018
Joaqui.
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