La vida seguía su curso, Rosa y Laura comenzaron a salir
en busca de nuevas amistades. Cada día que pasaba se iban uniendo más pero la
convivencia con las amigas de la niñez siempre sería buena. Llevaban mucho
tiempo encerradas en casa. Por la mañana se encontraron en la Plaza del Socorro con Victoria, Victoria estaba viuda y
siempre le ha gustado salir al baile o al cine. Su marido era negado para todo, a Victoria no le importaba dejarlo en casa; Ahora con mayor motivo.
En el grupo había de todo, casadas, solteras, viudas y
algún que otro hombre. Esto lo comentaron al llegar a casa. – ¡Mira Rosa! ¿Cómo
has visto qué Ernesto esté en el grupo? ¿No piensas que sobra? -Bueno, nunca he
sido partidaria de esa amistad, pero lo mismo estoy equivocada, vamos a ir
despacio y cuando no estemos agusto nos retiramos.
Una noche el salir de ver una película, unos chicos que
veraneaban en el pueblo, nos rodearon en la Plaza de las Cuatro Esquina y Ernesto se enfrentó
intentando calmar el asunto. Los chicos estaban bebidos y solo querían jaleo.
Cuando nos dimos cuenta estaban a puños limpios con Ernesto, Fuimos a separarlos
y se formo la pelea, nos dieron “ostias”
y puños sin mirar ni la edad ni el sexo. Al terminar todas en el suelo se
marcharon riéndose. Miedo nos produjo el ver que ellos salieron a divertirse.
2-7-2018
Joaqui.
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