Querida
mamá, nos han dado la tarde libre y aprovecho para dedicaros estas líneas.
Estoy rodeado de un hermoso paisaje, junto a la Rivera del Marco. En ella se
ven las hermosas huertas que surten a la ciudad con sus ricos alimento. Mira!,
cerca se encuentra la charca donde papá se bañaba y se hizo una herida en la
espalda, y siempre nos engañaba diciendo que era de una herida de bala de la guerra. Siempre le creímos, ¡a
nosotras qué más nos daba de que viviera con esa ilusión! Él disfrutaba y tú no
le seguías el juego.
Por ahí, viene María, hoy ha hecho los años, ¿le he
comparado el pañuelo que me pidió? -Aquí lo tengo, ahora cuando llegue se lo
estrego y veras que contenta se pone.
María
llega con paso lentos y no sabe la sorpresa que le tengo.
Al
llegar la he besado y entregado el pañuelo. Ella viene, con una bolsa, trae el
bocadillo para la merienda. Y contentas, nos hemos sentado alrededor de la
Charca y mirando el caudal. Allí, hemos pasado la tarde recordando a la familia.
Besos, María se da por felicitada por vosotros. Un
fuerte abrazo de vuestras hijas con cariño.
27-6-2017 Joaqui.
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