domingo, 30 de julio de 2017

La boda






Venga todo el mundo arriba, Alicia está a punto de llegar. -Alicia, la peluquera. Y luego no tenemos tiempo para peinarnos.
Mamá, ¿qué estás haciendo en el patio? –Estoy tomando un café, con unas pringra, en la cocina hay para todas. ¿Estás triste, qué te pasa? No te quiero ver así el día de mi boda. – ¡Como quieres que este! Si estuviera aquí tú padre.
Te entiendo, pero hoy es un día especial y puedes contagiarnos, ¡anda, alegra esa cara! Papá nos estará viendo, y seguro, que está contento. Voy a llamar a las que faltan. Ángela y Toñi están desayunando en la cocina, están terminando. ¡María venga arriba que luego necesitas mucho tiempo! La chica durmiendo, como siempre.
Voy abrir están llamando. -¡Ya estamos aquí! ¿Dónde están las demás? Mamá en el patio, ves te necesita. –Entra “tita” Costa y “tito” Miguel, hermano de mamá.
-Costa anima a su cuñada, Antonia comprende que tiene que ser fuerte.
-¿Dónde está la plancha? trae la ropa que le dé un repaso, ¿Dónde tienes el vestido? Allí, en una percha colgada del armario.
La casa es como un remolino de personas, dando vueltas por todas partes.
Llega la hora todo terminado echamos andar, calle Belén, Picaderos y entramos en la Plazuela de Santiago. Allí estaba el novio esperando mi llegada.
Al salir de casa dijo Antonia –Ven, ¿Dónde te pongo el ramo? ¿Está bien en la cintura? -Dónde quiera madre.
El día pasó caluroso, cuarenta grados de temperatura, pero la ilusión era tanta. Nuestra única mirada eran para mamá, ella en el fondo era  una de las más afortunadas. No sé si porque había conseguido casar a una más, oh, que desde ese día, tenía una menos para luchar.
Los años han pasado y desgraciadamente no está para compartir la alegría de poder ver a sus hijas.
Esto ocurrió el 30-7-1967. Los recuerdos están vivos.
Gracias Antonia. Da le un fuerte abrazo a los que están contigo.
                                    30-7-2017   Joaqui.

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