jueves, 13 de julio de 2017

Marina



 En ese momentos entró en el bar Marina  con su puro encendido. Una viejecita que se ganaba la vida vendiendo almendras por las calles con su cesta colgada de su brazo. Para ella lo más importante era vivir su vida sin que a los demás les importara la suya.
Pidió una copa de coñac. Saboreó su copa terminando de beber le daba un beso al culo del vaso. Mirando de vez en cuando a su hermano que jugaba  a las cartas. Pedro, –su hermano- la miraba pero escondía la cara. Al parecer  llevaban años sin hablarse. En sus rostros se veía la tristeza pero, no hacían nada por remediarlo.
  Rne sonaba bajo, con esto a los jugadores no les impedía la concentración.
 Se cuenta que una noche Marina salió del bar. Esa noche Pedro no estaba. Marina se sentó en el umbral de la casa contigua. Pasado cierto tiempo decidió marcharse. Poco antes de levantarse observó una sombra que se iba acercando. Se levanto comprobando que  era Pedro. Los dos se abrazaron. Sus lágrimas corrían sus mejillas.
 Marina acariciaba a Pedro como si fuera un chiquillo.
 Pedro comentaba lo mal que lo había pasado y le pedía perdón a su hermana. Marina decía. Esto no va a pasar más. De ahora en adelante seguiremos unidos como antes.
  En el bar todo seguía igual. 
               Recuerdos del pasado 13-7-2017  Joaqui.

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