Un año después que tu
partida sigues entre nosotros, no es fácil olvidar a los seres que hicieron todo
lo posible por agradar y servir sobre todo a tus nietas.
Esto, no tiene retorno;
desgraciadamente hay que seguir caminado aunque el apoyo se vea incompleto.
Una vez más hemos rezado
y echado la vista al Cielo.
Nos quedan grandes
recuerdo.
Un abrazo.
15-8-2018. Joaqui.
Tristeza al pasar por estas veredas donde
tantos años hemos reído, llorado, comido, cantado en fin, días de glorias que
será difícil de olvidar.
Pero tú cuerpo se ha marchado lejos muy
lejos. Y, ¿ahora qué? nunca se quiere tanto a una persona hasta que desaparece.
Este campo que tanto amaste, herencia de tus antepasados y que supiste llevar
con orgullo y cariño.
De ellas hiciste todo un albergue familiar.
Pasó de ser unas tierras olvidadas a ser
las más frecuenta da de esos entornos.
No te molestaba nadie ni ricos ni pobres, ni
niños, ni viejos. Allí cabíamos todos. A todos abriste tú campo tú casa y sobre
todo la gran paciencia que de eso estaba sobrado.
Esos recuerdos que a cada paso afloran en la
mente de todos. En medio de tantos recuerdos se oyen las voces del eco repitiendo
el nombre. Cada árbol tiene las huellas de tus caricias, cada palmo de tierra
las huellas de los pies.
Los olivos te echan en falta y la encina que
tantos años nos sirvió de sombra, se ha secado y sabemos que ella no volverá a
florecer.
Ahora no será lo mismo aunque queramos estar
alegres tú sombra está presente.
Te fuiste sin apenas avisar por ello el
dolor es doble. Ya no se canta solo se pasa un día en familia.
Hay que seguir viviendo por los jóvenes, por
los niños pero nunca será igual.
Besos para todos los de ahí.
23-10-2017 Joaqui.
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