viernes, 17 de agosto de 2018

Barriada de Tintoretto


 



Cuántas anécdota de ese tiempo de la infancia, los niños pasábamos la mayoría del día en la calle, solo entrabamos en casa para beber agua; no había otra cosa. Recuerdo que cerca de la carretera se encontraba un banco de cantería, “Hoy la puerta del colegio de Pinilla” alto y hermoso, antes de pasar la carretera se encontraba un árbol de Palacazú, cada vez que llegábamos a sentarnos al banco le tirábamos unos muerdos al tronco; él nuca protestó, los que si protestaron fueron los chicos del barrio a ellos les molestaba que esa zona la ocupásemos las niñas. Nosotras estábamos contentas, a parte de esa golosina solo nos quedaba El Chato, ese señor que recorría todo Cáceres para sacar unas cuantas perras gordas para llevar el pan a su familia y el que también llegaba era el señor Serradilla, con sus polos de hielo teñido de colores y no podía faltar el que hacía los Barquillos con su mochila acuesta; Ese aparato que llevaba a su espalda. Con una ruleta en la cual le dabas el dinero y te engañaba, siempre decía. Tú tiras y al final se quedaba con las perras y se marchaba sin darnos el barquillo.
Así corrieron los años cincuenta en la infancia de muchos niños.

14-8-2018 Joaqui.

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