Cuántas anécdota de ese tiempo de la infancia, los niños pasábamos la mayoría del día en la calle, solo entrabamos en casa para beber agua; no había otra cosa. Recuerdo que cerca de la carretera se encontraba un banco de cantería, “Hoy la puerta del colegio de Pinilla” alto y hermoso, antes de pasar la carretera se encontraba un árbol de Palacazú, cada vez que llegábamos a sentarnos al banco le tirábamos unos muerdos al tronco; él nuca protestó, los que si protestaron fueron los chicos del barrio a ellos les molestaba que esa zona la ocupásemos las niñas. Nosotras estábamos contentas, a parte de esa golosina solo nos quedaba El Chato, ese señor que recorría todo Cáceres para sacar unas cuantas perras gordas para llevar el pan a su familia y el que también llegaba era el señor Serradilla, con sus polos de hielo teñido de colores y no podía faltar el que hacía los Barquillos con su mochila acuesta; Ese aparato que llevaba a su espalda. Con una ruleta en la cual le dabas el dinero y te engañaba, siempre decía. Tú tiras y al final se quedaba con las perras y se marchaba sin darnos el barquillo.
Así corrieron los años cincuenta en la infancia de muchos niños.
14-8-2018 Joaqui.
Así corrieron los años cincuenta en la infancia de muchos niños.
14-8-2018 Joaqui.
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