miércoles, 28 de agosto de 2019

Los cincuenta euros



Después de un día agotador el deseo es salir a descansar, saliendo desde mi casa al paseo de las lavanderas, Carretera del Casar de (Cáceres), al final en la Plaza de Argel se encuentran unos bares muy apropiados para el descanso. Allí decidí sentarme a tomar un helado. Llegué tarde y al poco tiempo la noche avanzaba sin parar. Carmina y Amancio llevaban el local; dos chicos jóvenes con dos niños pequeños, al rato de estar allí me comentan; vamos a cerrar nos vamos a un rato con los niños al Paseo Alto, ¿quiere venir con nosotros? –Vale, está cerca y esa zona me gusta. Camino del Paseo Alto llevo a uno de los niños de la mano. Dejamos la Plaza de los Mártires a la izquierda y a la derecha el cuartel De Infanta Isabel, Cuartel de los soldados.


Décadas tuvieron su principal presencia, en el caso de Cáceres, justamente en el cuartel Infanta Isabel. Comenzó a construirse en 1920 en el llamado cerro del Teso y albergó desde 1924 al Regimiento Segovia 75 y después al Regimiento Argel 27. No era una instalación militar más, sino la confirmación de que Cáceres tenía por fin una guarnición permanente, un avance muy significativo para una ciudad en aquellos tiempos. Su nombre, Infanta Isabel, obedeció a que fue la prima del rey Alfonso XIII quien ejerció de madrina de la bandera que los cacereños El centro, con capacidad para 2.000 soldados, se amplió en los años cincuenta y a mediados de los 70 se transformó en el C.I.R. nº 3, luego C.I.R. Centro, compartiendo sede con el Campamento de Santa Ana, abierto el 9 de diciembre de 1964. A finales de los 80 dejó de servir para tal cometido y todos los militares se trasladaron a la base de Santa Ana, de modo que el cuartel Infanta Isabel se fue quedando sin uso. 

Al dejar el cuartel lo contemplo con nostalgia al recordar en los años de su gran resplandor cuando los soldados inundaban las calles de Cáceres con miles de jóvenes paseando nuestro querido Cáceres y más de uno se casaron con chicas de aquí rehaciendo su vida al lado de una extremeña.
Como inundaban las calles desde el cuartel dirección al centro de Cánovas. En la recogida al cuartel, el bar del Retrato C/ Santi Espíritu la Antonia, era quien surtía de bocadillos de tortillas de patatas que degustaban con placer, siempre acompañado de un vaso de vino o algún refresco de la época.
Seguimos al paseo Alto a por la carretera de tierra, al final se encuentra el bar el todo el alto de uno de los picos de la Sierra de la Mosca, Esta que cruza Cáceres hasta Sierra de Fuentes.
Nos sentamos en una de las mesas de la terraza. Terraza humilde, mesas de maderas pequeñas y sillas con el asiento de listones de maderas. Permanecimos unas horas, los niños jugaron alrededor. Me levanté un momento a pagar la consumición y cuando pidieron la cuenta, estaba saldada.
Por el camino antes de llegar les escuché diciendo -¡Cuando lleguemos le pides el dinero de lo que consuma! ¡Y mira!, esto fue muy desagradable lo único que buscaba era compañía que alrededor de los niños pasé unas horas olvidando todo los problemas cotidianos.
Pagué los cincuenta euros gustosamente y las horas de compañía fueron muy agradables.
Buenos tardes amigos.  

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