martes, 6 de agosto de 2019

El aburrimiento XXII parte




Dando vueltas como desprenderme de las malditas monedas y no encontrar la solución, hoy he estado pensando en ir a hablar con mi amiga Sabina, ella su padre es el enterrador del pueblo, he pensado que en la próxima incineración voy a entrar las monedas en un ataúd y entre las cenizas desaparecerán la pesadilla que arrastro.
Sabina al verme llegar me ha preguntado, ¿qué haces por aquí? ¿No es costumbre tuya el acercarte a este lugar? –Sí, es verdad, vengo a pedirte un favor, mira estas monedas me traen  desgracias unas tras otra y quiero deshacerme de ellas y, he pensado que en la próxima incineración desaparezcan, ¿Y, por qué dices que están malditas? –Porque desde que están en nuestro poder las desgracias no faltan, y convirtiéndolas en cenizas desaparecerán para siempre.
¿Tú sabes lo que me estás pidiendo? Si estas monedas las convertimos en cenizas y se esparcen por el mundo, ¿a cuántas personas, campos, animales, les va a llegar la desgracia? –Adelina no sabía que decir, ella solo había pensado en ella sin saber hasta dónde se extendería el mal.
Adelina pidió perdón a su amiga y caminó sin parar hasta llegar al cortijo del tío Santiago qué sentados en el porche bebiendo agua fresca pasaron la tarde.
Buenas tardes amigos.

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