viernes, 28 de junio de 2019

El calor




Ese tiempo que llega; queramos, o no queramos.
Ahora no hay otro tema de conversación ¡y la verdad! no veo tanta diferencia desde mis años de la niñez.

Al piporro se le ponía un paño mojado para enfriar el agua y no recuerdo no beber si estaba templada, la sed no entiende de frío o calor y las sopas de tomates en pleno medio día; esa sí que la recuerdo, sudábamos como pollo pero nadie se quitaba de la mesa hasta estar el plato vacío.

Entonces no teníamos los medios de hoy y pasábamos las horas críticas con el abanico o con un trozo de cartón sentadas en el suelo que era el sitio más fresco. Las noches durmiendo en el suelo del patio; toda la familia, mirando el hermoso cielo y contando las estrellas el sueño llegaba sin avisar, esa era la cama más grande que existió en casa, nadie protestaba todos teníamos sitio suficiente para estirar los brazos y de madrugada había que arroparse.
¡Claro! todo el mundo no tenía esa hermosa cama.
Pero los cartones se pueden adquirir en cualquier sitio. Buenas tardes amigos.

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