martes, 11 de junio de 2019

Carmen




                                           
Hoy ha amanecido un día nublado y lluvioso, las nubes campean a sus anchas movidas por el ventoso que las va azotando mientras nosotros vamos caminando enredadas en nuestras tareas sin darles la mayor importancia. Estoy esperando para coger el pan en la tienda de la esquina, esa es la más cerca de casa. Llevaba un rato y en ese momento entra mi prima Carmen, el saludo fue cordial llevábamos mucho tiempo sin estar un rato charlando, la invité a que subiera a casa y con ello la conversación seria más íntima. Preparado el café sentadas alrededor de la mesa camilla. La noté triste y cabizbaja y me dijo, ¡anda, saca ese aguardiente que siempre reservas para las ocasiones! Tomamos dos copitas. La primera fue corta la segunda corrida. Carmen dijo, -¿te voy a contar un secreto de hace muchos años te acuerdas de Fernando el vecino que vivía dos casa más abajo que nosotras? Sí, Fernando era un hombre guapo y buen partido. -Pues bien, el fue mi primer amor, yo con diecisiete años era la persona que me hacia vibrar cuando estaba a mi lado. En una ocasión que vino a ver a papá y estaban charlando en el patio, Fernando estaba apoyado en la mesa y tenía su mano muy cerca de la mía y mi primera intención fue coger su mano y acariciarla, pero sabiendo la rectitud de mi padre mi mente se contuvo y no hice nada, pero no he dejado de pensar en él. Muchos años he tenido la intención de acercarme y hablarle pero Fernando siempre ha sido una persona ausente del resto del mundo, solo ha vivido pare él y su familia, nunca se le ha conocido ninguna mujer, ¡ni guapa ni fea!, él se ha divertido con el grupo de sus amigos y siempre que nos encontramos se limita a dar un saludo frío y distante y, ¡tiene un defecto!, nunca te mira de frente y, cuando te habla, mira para todas partes menos para ti. Cuando nos vemos procura irse lo antes posible es como si su vida la tenga que esconder. A veces pienso que dentro de su mirada, quizás una timidez le impide expresarse con claridad.
-¿Qué te parece si al próxima vez que lo vea le digo algo?
¡Estás loca! Con los años que llevas conociéndolo y nunca ha expresado su sentimientos hacia ti y te vas a embarullar en ese enredo que no sabes cómo puede acabar, yo no le diría nada, pienso qué... ¡Vamos tomate otra copita!, y si no tienes otra cosa que hacer te quedas a comer y luego nos vamos al parque, allí entre la arboleda y la cascada de la sirena verás las cosa mejor.
Buenas tardes amigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario