En
él años cincuenta y cinco mamá nos mandó de vacaciones a mi hermana y a mí con unos amigos a un pueblo de Cáceres, allí
estuvimos cinco mese sin ver a la familia con cinco y once años.
Con
esto no reprocho a mamá la lejanía; mamá no ha sido cariñosa pero desprendía un
calor y el magnetismo de la sangre qué aún hoy lejos de nosotras arrastramos sus
sombras y nos dicta los pasos a seguir. Sé que en esos años ella se ocupaba del
trabajo más pesado en el negocio y nosotras éramos una carga. Con esto nos enseñó a nosotras a realizar tareas de persona mayor. Desde entonces perdimos el
hábito del juego y nuestras tareas han sido caminar a su lado como adultos.
Ahora
llegando a la vejez notamos la sensación de haber perdido sus abrazos por falta de tiempo.
El
pasado sigue dando vueltas repitiendo una y otra vez buscando los años perdidos
sin darnos cuenta que esa era la vida que nos tocó vivir.
Un
fuerte abrazo a mi madre y a todos los que están con ella.
Buenas
tardes amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario