martes, 25 de junio de 2019

Añoranza



En él años cincuenta y cinco mamá nos mandó de vacaciones a mi hermana y a mí  con unos amigos a un pueblo de Cáceres, allí estuvimos cinco mese sin ver a la familia con cinco y once años.
Con esto no reprocho a mamá la lejanía; mamá no ha sido cariñosa pero desprendía un calor y el magnetismo de la sangre qué aún hoy lejos de nosotras arrastramos sus sombras y nos dicta los pasos a seguir. Sé que en esos años ella se ocupaba del trabajo más pesado en el negocio y nosotras éramos una carga. Con esto nos enseñó a nosotras a realizar tareas de persona mayor. Desde entonces perdimos el hábito del juego y nuestras tareas han sido caminar a su lado como adultos.
Ahora llegando a la vejez notamos la sensación de haber perdido sus abrazos por falta de tiempo.
El pasado sigue dando vueltas repitiendo una y otra vez buscando los años perdidos sin darnos cuenta que esa era la vida que nos tocó vivir.

Un fuerte abrazo a mi madre y a todos los que están con ella.
Buenas tardes amigos.

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