Adela fue huyendo de Evaristo. En el camino de vuelta a casa de sus
padres abrazada a su hijo pasó las horas llorando. Al llegar al pueblo abrazó a
su madre y le entregó a Alejandro le dijo; toma cuida de él.
Fue pasando el tiempo y Alejandro creció al amparo de la
abuela. Alejandro buscaba el abrazo de su madre pero solo lo conseguía cuando
ella estaba dormida. Un día al despertarse él estaba acurrucado en la cama,
Adela sintió que sus brazos la buscaban Adela empezó a acariciar ese rostro
viendo solo en la criatura la inocencia del niño. Desde ese día está unido a él
y recuerda con pena el haberse perdido tanto tiempo alejado de su hijo.
Buenas
tardes amigos.
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