viernes, 31 de mayo de 2019

Hola, días de ferias



Son largos y aburridos; Para mí. Cuando era joven siempre disfruté de ese bullicio, las casetas, el vaso de vino del Maño; con el barquillo, los churros y se me daba bien tirar con aquellas escopetas que tenías que buscar el objetivo antes de disparar. Lo tenían trucado y te las tenías que ingeniar antes de efectuar al disparo. Me engañaban pocas veces y rara vez no daba en el blanco. La cara del dueño de la caseta era mejor no mirarla. De allí te venías con algún peluche y llena de tierra. Una de las atracciones más demandadas fueron los espejos, ¡Cómo nos divertían los modelos que en ellos se reflejaban! ¡Ahora, las ferias no sé como son! ¡Llevo tantos años sin entrar en ella que las tengo olvidada! Creo que la última vez ¡Hace unos veintitantos años. Una pandilla del barrio de la Zambomba nos fuimos a comer. Cantamos, comimos y terminada la fiesta, ¡hala! cada uno a su casa. Fue la última que cantamos en grupo. Se fue deshaciendo el círculo de las divertidas y quedaron las aburridas que solo saben beber; Añoranza de los años pasados.
Ahora, la vida de los mayores es tan sedentaria ¡y, con toda la razón! Nuestro equilibrio no está para esos trotes.
Queremos vivir y el presente meditando te recuerda que cada tiempo tiene su encanto. Ahora nos quedan los libros, el ordenador y las reuniones de amigas que seguimos manteniendo semanalmente.

Buenas tardes amigos.

jueves, 30 de mayo de 2019

Adela segunda parte




Adela fue huyendo de Evaristo. En el camino de vuelta a casa de sus padres abrazada a su hijo pasó las horas llorando. Al llegar al pueblo abrazó a su madre y le entregó a Alejandro le dijo; toma cuida de él.
Fue pasando el tiempo y Alejandro creció al amparo de la abuela. Alejandro buscaba el abrazo de su madre pero solo lo conseguía cuando ella estaba dormida. Un día al despertarse él estaba acurrucado en la cama, Adela sintió que sus brazos la buscaban Adela empezó a acariciar ese rostro viendo solo en la criatura la inocencia del niño. Desde ese día está unido a él y recuerda con pena el haberse perdido tanto tiempo alejado de su hijo.

Buenas tardes amigos.

Los políticos




Se acuerdan del pueblo solamente en campañas electorales. Ahí, es donde nos dejan enfrentados y entramos a defenderlos en discusiones   que de vez en cuando salimos mal parados. Ellos cobran BUENOS SUELDOS y el pueblo les importa “una mierda” tanto como hablan de honradez ¡qué mentirosos! todavía no ha salido ninguno que no luche por el poder de sus intereses.



Buenas tardes amigos.

miércoles, 29 de mayo de 2019

Adela



Adela era una chica del pueblo de Cabroncino (Cáceres) allí ayudando en las tareas del campo desarrolló gran parte de su vida. Un día su prima Filomena fue a pasar unos días al pueblo, como buenas familias y amigas pasaron el tiempo recordando los años de su infancia los campos y su entorno donde pasean en armonía.
Filomena hablando con Adela intentaba llevarla con ella a la ciudad, le pintó tan bonito el porvenir que pasado unos días se marcharon.
Los primeros días estuvo en una pensión pero el dinero escaseaba y se colocó como sirvienta en casa de unos parientes de los señores de Filomena.
Ganaba veinticinco pesetas al mes, comida y un uniforme al año. Adela pensaba que era poco dinero para ahorrar y el futuro lo veía lejísimo. Los fines de semanas se reunía con Filomena y dando vueltas por el parque observaba que un chico las seguía, pero su aspecto no era muy atractivo era feo, bajo y bizco. Adela no veía nada positivo en él. Pero una tarde se acercó y saludando con exquisitos modales comprobó que todo lo malo que veía en él se olvidaba.
Fueron pasando los días y el ama cada día le exigía más. La señora la obligaba pintar todas las tardes el frontal del fogón de la cocina, la señora presumía de limpia a costa de los criados. Con la plancha era de lo más exagerado, tenían que estar dos horas con una camisa y aún así, las remataba ella.
Un día Adela harta de esa cuestión en la mejor camisa del señorito le plantó la plancha dejando esta con la marca del quemado.
La señora al ver la camisa le dio un patatús y le duro tres días el enfado. Desde ese día se encargó ella de las camisas.
Pasando el tiempo y viendo que su vida sería peor que en el pueblo decida casarse con Evaristo. Cuando estaba con él no podía mirarle de frente se limitaba a escuchar su voz que era lo que ella admiraba.
Cada uno llevaba sus obligaciones él, con su trabajo de zapatero remendón y ella con la casa.
Evaristo cuando volvía del trabajo Adela le obligaba a lavarse, decía que olía mucho a betún. Evaristo se quejaba y decía; Me vas a gastar con tanta agua.
Un hermoso día vino al mundo su primer hijo fue muy esperado. El día del nacimiento Adela rezaba para que no se pareciera a su padre, pero no le valió, el chaval era idéntico a Evaristo. Evaristo lloraba de alegría Adela no quería ni darle el pecho. Fueron pasando los días y Adela no se recuperaba y una mañana cuando Evaristo se marchó al trabajo se marchó al pueblo de donde nunca debió de salir.

Buenas tardes amigos.

domingo, 26 de mayo de 2019

No podemos cambiar el mundo




¡Es tan difícil!, el pasado nos abraza y no siempre es para agradecer nuestros actos. Las equivocaciones constantes de las que no podemos quitarnos las cadenas que con grandes grilletes arrastramos hasta después del más allá. Ellos son los lastres que dando vuelta siempre impiden la plena felicidad.
Para ser feliz se necesita estar libre y limpio de culpa, ¡Pero quien está libre!
Vivimos rodeados de familias y amigos e intentamos reír sin profundizar el pensamiento; sobre todo, qué pensamos… No siempre la vida es tan limpia como parece la trastienda de cada dual cerrada y al exterior salen las sombras de la duda ¿qué habrá detrás del telón? Telón que atraviesas con el pensamiento podrido trituras sin saber qué hay.
¡Deja la mente quieta que el tiempo se encarga de todo!

Buenas tardes amigos.