Yo no critico
Sentada una hora, esperando a la consulta
médica. Primeros minutos, bien, pasando la primera media hora los nervios
empiezan a saltar.
Mira por dónde, la que espera sentada al
lado de mi asiento. Abanico en mano, quitándole con fuerza el polvo del
invierno. En esto llega Juana, ¡Hola Carla! Dos besos sonoros de esos que
llegan hasta la esquina contraria. ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Cómo estás? Bien. ¿Hace mucho que no vas al centro? No,
estuve ayer. Tuvimos una reunión, para empezar los cursos de este año. Yo me
apunté a costura, en ese taller me encuentro agusto. ¡Por cierto, estaban allí
las mandatarias!
Cada
una lleva un taller, ¡a mi no me gusta criticar!, ¡pero! que, cuadrilla. Con
qué poderío, se mueven entre las alumnas, y no se dan cuenta que si no fuera
por nosotras, el taller no iría a flote.
¡A mí no me gusta criticar!
¡Si vieras a Concha! Me dio pena de ella,
la han quitado del medio ¡Y mira que vale! Se han puesto de acuerdo para
ignorarla. Juana su cuñada, es la culpable de todo, disfruta con ello.
¡Yo no digo nada! a mi no me gusta criticar.
Cómo pusieron a Lucréis, comentaban que no
se pierde una excursión y, ¡de dónde saca el dinero!
¡A mí no me gusta criticar! Y al presidente
cómo lo pusieron, de chulo y medio,
¡Qué se tendrá creído!, si toda su vida vivió en la zona más pobre de
esta ciudad, y ahora vive bien por lo que roba de esta sociedad. ¡Y la mujer!,
calla, calla, después que no vale un duro, y por mucho que se cambie de traje,
no le quita la pinta de pobre que arrastra desde su infancia, no quiere ni oír
hablar del barrio en que vivió.
¡A mí no me gusta criticar! Por mucho que
quiera estirar la espalda, ni así, se le quita el pasado.
Me toca la vez Carla, mañana nos vemos.
12-09-
2014 Joaqui.
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