Y de Sergia, te acuerdas,
La pobre que poco curiosa era. En su casa no se podía entrar. El fogón, siempre
lleno de cacharros, las cosas sin orden, las ropas por doquier.
¡Y la ropa!, nunca llevaba
al marido cosido y planchado. No sé de qué se enamoró. Pay trabajaba y cuando
llegaba a casa, ni la comida le tenía hecha. Pay se da cuenta pero es tan bueno
que no sabe decirle.
Pavi, cada uno debe de asumir una
responsabilidad en la casa, yo, trabajo y estudio, y vengo a casa a buscar un
poco de descanso y de paz, pero poner muy poco de tu parte.
Te pido poco, ¡Pero!, no crees que debieras de
tener algunas, ¡Ya que no tienes ninguna obligación fuera de casa!
4-08-2014 Joaqui.
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