Te acuerdas de Amparo, si hombre, la que vivía
en la parte de arriba, al final de la calle en el Nº 2, Juan, su marido era
carpintero y trabajaba de sol, a sol. Siempre en ese taller que le sirvió de
refugio. No se atrevía a salir de casa, porque saliendo, los comerciantes le
reclamaban débitos de Amparo. Amparo, que maña se daba de gastar más que lo que
su marido ganaba. Con esto Juan penó mucho, nunca estaba tranquilo paseando por
las calles del pueblo, siempre le perseguía algún comerciante para pedirle las
trampas de su mujer.
Amparo no era mala pero el vicio de comprar
más de lo que su sueldo alcanzaba, es un sin vivir de las familias que lo sufren.
Juan estaba avergonzado, y
una madrugada se marcharon del pueblo. Así evitó los curiosos y de paso, que
nadie le pidiese algún atraso.
4-08-2014 Joaqui.
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