lunes, 2 de septiembre de 2019

Tiempos difíciles



Tía Elena salió esa noche Camino de Cáceres desde su pueblo El Casar. La noche oscura como su vida.Viuda, cuatro hijos a su espalda. Elena trabajaba en casa haciendo pan, con ello conseguía dar de comes a sus hijos y algún arrimado.
Esa noche caminaba en compañía de Lagarto “su burro” dando tropezones recorrió la carretera que une Cáceres con el pueblo, los once kilómetros que separan las dos localidades.
Consiguió llegar a lo alto del cementerio, allí era donde el señor Damián les cambiaban las pesetas por el harina, café o, azúcar. Elena les llevaba unas patateras y morcillas frescas; qué su amiga Engracia, conseguía amañar a su ama.
Con la mercancía en el burro contenta echó andar camino del pueblo.
En mitad del camino empezó a escuchar un ruido como si les fuera siguiendo alguien, por más que miraba la noche era tan negra que no veía a nadie, ella pensaba; son imaginaciones mías voy a aligerar el paso y arrea al burro. Al llegar a la altura de la fuente de la Escudilla se paró para comprobar el ruido, al pararse ella el ruido cesó, Elena en ese momento se subió al burro atizando este para llegar antes a casa, pero lagarto se negaba a seguir, Elena se bajó  aligerando todo lo que sus piernas podían  y cogiendo el bastón se puso en guardia por si le acechaba, lo que más temía era perder su compra. Así hasta llegar al pueblo el camino se le hizo interminable.
Entrando en él se iluminaba la carretera con las pocas bombillas que allí se encontraban.
Al llegar al paseo entre unos árboles se ocultó para ver quien venía siguiéndola y observa que Lino “su perro” la mira y se acerca. Elena se echa a reír.
Lino le agradecía el cacho de pan duro  que le daba.     

Buenas tardes amigos.

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