El fin de semana quedé con Maruja para ver si conseguía
hablar con Sebastián –primo de mí supuesta madre –al llegar nos alojamos en el
Hotel Hospedería Puente de Alconétar. Pasamos la noche y la mañana siguiente no
sabía si decirle la verdad o indagar por mi cuenta, me perdí de Maruja y con la
información de "Dolores hermana de mi supuesta madre" intenté encontrar a Sebastián, no tuve suerte se había
marchado a una finca a comprar ganado, su esposa me comenta que volverá por la
tarde. Volviendo al hotel me encuentro con Maruja sentada en una terraza con
Evaristo y Samuel. Maruja era de las que saben aprovechar los buenos ratos
acompañada.
Con ellos al lado poco podía hacer del asunto a tratar me
tenía que olvidar y vivir la vida con ellos.
Nos fuimos Al bar
de Emeterio, Emeterio había trabajado en la estación de Atocha en Madrid y al
llegar al pueblo echaba de menos su vivida laboral y representó en los
alrededores del bar las vías y el entornos para disfrutar y recordar los viejos
tiempos. Allí sentada en los bancos de la estación vi como mi vida se iba marchando
por el carril equivocado. Sentada al lado de los amigos y mi pensamiento
buscando ¡Qué busco en esta vida! Ella no me lleva a lugares donde asentar mi
cuerpo, solo pasa como el tren recorriendo caminos sin llegar a ninguna parte.
La tristeza se reflejaba en el ánimo. Tantos asuntos sin resolver y sin
saber de dónde vengo, claro que tantos años pensando en mis raíces y de pronto
me encuentro en un desierto sin ninguna luz solamente con un puñado de cartas
con respuestas a medio explicar, escritas de los antepasados que vagamente
recuerdo.
Evaristo me cogió la mano y dándome ánimos dijo, ¿venga
esa cara hay que cambiarla por la de la chica que conocí hace unos meses?
Le seguí y la piscina nos devolvió la alegría que
faltaba.
Buenas
tardes amigos
No hay comentarios:
Publicar un comentario