Cada
vez estoy más convencida que eso somos al paso por la tierra, sombras vagando
de un lugar a otro sin rumbo fijo ni lugar
definido. Nos vemos enredados entre personas que dicen ser tu familia y cuando dejas
de verlo una pequeña temporada, nos compartamos como seres extraños, sin recordar
los años vividos juntos y si coincidimos en algún lugar el cariño ya no existe, siempre hay pegas para abrirles tu
casa, ¡y del corazón, no hablo!, ese se ha hecho duro como el pedernal y es cuando
impera el egoísmo y con él la lejanía.
No
se tiene el corazón tan grade para albergar a toda persona que en un tiempo corto,
o largo has estado queriendo, es ahí donde aparecen las sombra que es lo único que
arrastramos. Algo en la mente, ráfagas de viento que soltando destellos agarran
ese hilo que son por los que estamos unidos,
¡pero son tan finos! que la unión se corta nada más alejarnos.
Lo
que quedará al final del camino serán montañas de hilos unidos en las sombras hasta
llegar a desaparecer.
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