Juan y Antonia se
preparaban para ir al teatro. Esa noche sacaron del armario sus trajes más
preciados, oh! ¡Cómo decías papá! El traje de la mortaja. Juan se puso su
camisa blanca, traje gris, zapatos negros con calcetines del mismo color y, su
pelliza de pana marrón sin faltarle la boina negra; su amigo inseparable.
Antonia descolgó
la ropa que guardaba con sumo mimo. Vestido negro, media de seda marrón claro,
zapatos de medio tacón con botones en el lateral para abrochar la tira. Los
botones eran redondos pequeños y se abrochaban con una horquilla del moño. Su
pelo recogido atrás en la nuca haciendo un adorno que recogía con una redecilla
de malla fina, su pelo ondulado hermoseando su cabeza para resaltar la belleza. El
abrigo negro que descolgó de la percha de madera ennegrecida y recia como los
años que llevaba al servicio del abrigo de paño, sí, ese que llevó durante toda
su vida. En el cuello un pañuelo gris que le dejó en herencia la abuela María
“su madre” puesta la ropa pusieron rumbo al Gran teatro de Cáceres.
Los dos sentados
en las butacas empieza la función. El escenario la penumbra augura drama familiar.
Los actores visten de negro para demostrar las penas.
Las mujeres con faldas
negras hasta los pies, blusa
y zapatos del mismo
color. Pañuelos en los hombros cruzados a la espalda anudados en la cintura. En
la cabeza pañuelo pequeño sujeto en la nuca. El mandil gris un poco más corto que
la falda. Los hombre vestían de negro, camisa grises el pantalón de pana sandalias
de tela y suela de esparto.
El drama se fue formando
en un ir y venir de la playa a casa. Se esperaba al hijo que salió a pescar y la
barca volvió vacía. La desesperación fue creciendo echándose los unos a los otros
la culpa, hasta el punto que se oyeron unos tiros y uno de los personajes cayó al
suelo.
Los demás corrieron
a la playa.
Terminada la función
fueron a tomarse unos churros para terminar
en el baile.
Bailaron hasta bien
entrada la noche; de vuelta a casa.
Caminaron recorriendo
las calles de Cáceres desiertas, disfrutando de la mejor compañía cogidos del brazo
recordando sus años jóvenes.
Recuerdos de mis padres un abrazo para ellos.
Joaquina.
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