Casimiro llegaba
del trabajo y la Julia le obligaba a qué antes de sentarse en la silla se tenía
que lavar y cambiarse de ropa. Casimiro venía muy casado y esta función le
costaba.
Una tarde llegó y
sin hacer caso de la Juli se sentó en el banco del corral cerca de donde dormía
el Sueco (el burro) allí sentado veía las cosas como él quería. Pasado largo
tiempo llamó a la parienta y le pidió el piporro para echar un trago, la julia
se hizo la sorda y cogiendo el cántaro se marchó a por agua. La fuente estaba
lejos y apareció bien entrada la noche.
Casimiro estaba
desesperado esperando su llegada.
Por fin a lo lejos
se diviso la sombra de su esposa. Por los andares supo que no se le había
olvidado el enfado.
Al llegar a su
altura la Julia; puesta en jarra le estampa; -¿todavía estás sin lavar? ¿Pues
tú verás?, ¿hasta que no te laves y te quites esa ropa, en casa no entras?
Dando un portazo
entró en casa echando el cerrojo.
Casimiro llamaba
pidiendo le abriese, la Juli se hacía la sorda.
Casimiro desde el
corral le decía ¿anda Julita se buena y abre, ahora me lavo?
La Julia no
consentía que su esposo se metiese en las sabanas limpias viniendo del trabajo
ella, no tenía la culpa…
Buenas noches
amigos.
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