jueves, 8 de noviembre de 2018

Casimiro



Casimiro llegaba del trabajo y la Julia le obligaba a qué antes de sentarse en la silla se tenía que lavar y cambiarse de ropa. Casimiro venía muy casado y esta función le costaba.
Una tarde llegó y sin hacer caso de la Juli se sentó en el banco del corral cerca de donde dormía el Sueco (el burro) allí sentado veía las cosas como él quería. Pasado largo tiempo llamó a la parienta y le pidió el piporro para echar un trago, la julia se hizo la sorda y cogiendo el cántaro se marchó a por agua. La fuente estaba lejos y apareció bien entrada la noche.
Casimiro estaba desesperado esperando su llegada.
Por fin a lo lejos se diviso la sombra de su esposa. Por los andares supo que no se le había olvidado el enfado.
Al llegar a su altura la Julia; puesta en jarra le estampa; -¿todavía estás sin lavar? ¿Pues tú verás?, ¿hasta que no te laves y te quites esa ropa, en casa no entras?
Dando un portazo entró en casa echando el cerrojo.
Casimiro llamaba pidiendo le abriese, la Juli se hacía la sorda.
Casimiro desde el corral le decía ¿anda Julita se buena y abre, ahora me lavo?
La Julia no consentía que su esposo se metiese en las sabanas limpias viniendo del trabajo ella, no tenía la culpa…
Buenas noches amigos.

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