Campeando en este
mundo entramos en las redes del encierro. El otoño lluvioso nos entristece y
prisioneros a merced de su antojo. Sin nada que aportar las horas son lentas y
tienes tiempo de pensar en el camino que te queda por recorrer. No importa la
salud que demuestre tu cuerpo, lo que importa es el ánimo con que lo lleves.
Aquel, el final
del camino que tan lejos parece, sí, ese, ese que todos tenemos que cruzar pero
que nadie quiere.
Pronto hemos olvidado
el día de todos los santos, ahora el cementerio está desierto; cómo todo el año,
él sabe que no es sitio de paso y se termina acostumbrado al silencio constante.
Nuestros recuerdos
se limitan a darles un beso al pasar al lado
de su foto.
Buenas tarde amigos.
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