Vacaciones
a la vista, Días de playa, sol y buena comida. Eso es lo que iba buscando.
Las relaciones fueron tensas y muy dolorosas.
Esa
mañana no quiso salir a desayunar con migo. Me marché sola. Pensaba que iba a
ser como tantas veces. Simple enfado y a seguir luchando. Me senté a contemplar
el mar. Se hizo tarde. Cuando llegó la hora del almuerzo, no estaba en la
mesa de costumbre. Esperé un rato más y en vista de su tardanza, subí a la
habitación. Comprobando que su maleta había desaparecido.
En
la mesilla de noche encontré una nota. Decía, No me busques el tiempo de estar
juntos ha pasado. Ahora intentaré recorrer el mundo sólo.
Perdí
la noción del tiempo, terminé a la orilla de la playa. Mirando la lejanía del
agua comprobé que ingrata es la vida. Recorres el camino al lado de la persona
que más quieres y en la vejez sale, con que no es lo feliz, ¿Me Ha preguntado
si yo, lo soy? eso no se le ocurre. Porque el camino andado no es solo mío. Con
lo bonito que sería sentarse y decir, ¿Qué quieres tú? He intentar solucionar
todo con palabras, y si hay que ceder para llevarse bien, mucho mejor. Las olas
fueron las únicas que comprendían mi tristeza. A ellas les hablé con el
corazón, corazón roto, pero las soluciones no salen del mar. Ella solo te
escucha. Y no sé si me comprende. La noche entraba y perdida en la soledad, mi
vida recorría la oscuridad de una nueva etapa. 04-09-2013
Joaquina.
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