Antonia, un mal día se marchó su
esposo, ¡No por gusto! se le acabó el camino.
Antonia se vio sola con todas sus hijas en la empresa familiar.
La empresa daba trabajo para todos pero a las
mujeres en los años sesenta, no estaba bien visto que trabajaran detrás de la
barra del bar.
Así, tuvo que aceptar el trabajo
que mejor sabía hacer, (limpiar).
La contrataron en un cine de Cáceres, Allí fue
con una de sus hijas.
Por aquellos años los empleados
entraban en las empresas sin contrato, solo de palabras. Era un periodo de
pruebas, hasta ver si respondía eficazmente.
El primer día le tocó fregar la
entrada del cine, allí, se gano a sus jefes. Dejo los suelos de mármol como
nuevos.
Los días siguientes los jefes
contaban con ella para todo. Cada mañana cogía sus bártulos y empezaba la
tarea.
Pepe, uno de los empleados, tenía
la costumbre de pisar los limpio, Antonia los primeros días no dijo nada. Al
día siguiente al pasar Pepe, cerca del cubo Antonia puso las manos en el borde
del cubo embrocando el agua en los pies de Pepe. Antonia puso sus manos en la
cabeza; ¡uh ! Ud., perdone ha sido sin querer.
Pepe se fue cabizbajo con los
pantalones y los zapatos empapados.
El día siguiente se puso en la
puerta de la entrada, mamá le miró, Pepe le dijo. Siga, siga, voy a tomar un
café y luego vengo.
24-
10-2014 Joaqui.
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