La noche llegó como tantas otras. Esta, tuvo algo especial.
En la madrugada, calurosa por cierto, el sueño tardaba en llegar, no le
di importancia, muchas como están pasan en la vida de cualquier mortal.
Dando vueltas en la cama, de pronto observo que un resplandor viene del
comedor, no me atrevía a moverme, pensaba que era la luz de la farola de la
calle, y con el viento al mover las cortinas reflejaban en el comedor. Unas
veces brillaba más que otras.
El sueño estancado. Comprobé que la intensidad de la luz en la pared y
los movimientos, eran repetitivos e iguales. No sabía si era cosa del sueño o
que me estaba preocupando.
A punto de llamar a gritos. Me puse la bata y bajé al salón.
Mi asombro era mayor cuando mire la pantalla del álbum de fotos
eléctrico.
En él estaba mamá, mirándome como cuando, “en tiempos pasados”, bajaba a
echarle una mano.
En aquellos años, siempre le daba un poco de leche caliente, galletas, o
simplemente agua. Pero ahora, ¿Qué le daba? Me quedé mirando a mamá, no
encontré respuesta, claro que las fotos no hablan. Apague el álbum de fotos
marchándome a la cama.
Pero toda vía me pregunto. ¿Por qué mamá? ¡Con todas la fotos que tiene
el álbum!
25-08-2014. Joaqui.
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