Días malos para la salud, para sonreír. Guardar aún que solo sean sonrisas, porque no solo se guardan dinero o cosas materiales.
Lo bonito de guardar es ver cuando abres el fichero
de tu mente observas que todo está intacto.
Lo años han pasado para esos recuerdos, pero todo
sigue ahí donde los dejaste. Al sacarlo observa los colores y la luz de
entonces.
Ejemplo: Recuerdo en mis años de juventud estrené
uno de los vestidos más bonito que lucio mi cuerpo, ¡qué por cierto no era mío!
Me duró lo que tardé en llegar a casa. Mi hermana me estaba esperando para
recuperarlo. Y la verdad no sé qué fue de él, nunca se lo vi puesto.
Era color Verde Soraya, tela de Raso. Talle
ajustado, falda con tablas, cinturón con hebilla. Sin mangas y cuello grande
como una pañoleta que tapaba los hombros.
Abotonado en la espalda, ristra de botones pequeños,-forrados
de la misma tela -los ojales hechos de la misma tela, con una cinta estrecha.
Cuando vuelves atrás y rebusco, mejor dicho, eso no
se busca sale de vez en cuando. En esos momentos de sosiego, contigo misma,
esos momentos que tu mente necesita encontrar algo para disfrutar del pasado, y
encuentras tantas cosas bonitas. En los años de juventud, se tienen pocos
rencores, ni de familias ni de falta de
dinero, ni de amores.
Pues toda vía no se había llegado. Por ello todo
era bonito.
Ahora solo se encuentran disgusto en el camino
recorrido. Ni que decir tiene que han pasado cosas muy digna de mención. Tener
una familia y estar orgullosa de ellos. Pero todo no es de color de rosa. La
vejez está a punto de ponerte un escalón más, un escalón el que quizás no puedas
subir y con ello, los recuerdos se borraran, entrando en el presente, que
viviremos con mayor o menor agrado. Ahí estaremos hasta que Dios quiera.
17-07-2013, Joaquina.
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