Es
comprensible, las madres de hoy no tienen tiempo para dedicar unos minutos para
preparar unas Pringás y preparar un
desayuno como dios manda, para sus hijos. En aquellos tiempos, las madres no
tenían las cocinas de hoy, y se las tenían que ingeniar con las cocinas de carbón.
Y los ¡venditos soplillos! para encender el fuego. Eso eran madres sacrificadas
y trabajadoras. Tantas cosas del pasado que sin darnos cuenta hemos dejado
atrás, sin olvidar las coladas, la plancha, los zurcidos, y, sacrificios económicos.
Hoy
solo se sabe protestar por todo.
Claro
que el progreso es bueno, y gracias a él
la vida es más fácil.
23-8-2017 Joaqui.
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