Molestín
Y
Piélago
Hace muchos años en un lugar remoto vivía una familia…
En aquel lejano pueblo escondido entre grandes prados, cercanos a una hermosa ciudad.
Así empezaban los
cuentos cuando yo era pequeña. Pero yo contaré la historia de una familia que
vive en Cáceres, Patrimonio de la Humanidad. En una de las barriadas de la
periferia.
Compuesto por el
matrimonio y dos hijos, XX y Z.
El padre trabaja en el
campo. Con la dureza de este, necesitaba una ayuda pare las tareas y el
traslado de las cosechas. Por eso compró a Piélago. Pero, Piélago, siempre se negó a cumplir sus obligaciones.
La madre con la casa, y
atender a los niños en los deberes. Todo en buena armonía.
Z, es aplicado. XX, muy listo, pero le cuesta terminar sus tareas.
XX, es un niño
inquieto, y se pierde mirando cualquier cosa que ocurre a su alrededor.
En los estudios siempre
va atrasado. Saliendo adelantes con la recuperación en verano. Un año fue de
mal en peor. Sus padres no se cansaban de buscarle profesores para ayudarle.
Llegaron las evaluaciones de semana Santa y
las notas cayeron todas menos religión y gimnasia.
El curso se presentaba
cada vez peor.
Una tarde XX, estaba en
su habitación según ¡él!, estudiando.
Llevaba media hora pasando
páginas mirando a la ventana a través de la luz que entraba. Observó que algo
se deslizaba hacia abajo.
XX, lo siguió con la
mirada y se posó en el suelo. Su forma cambiaba de color. Que fue lo que más le
llamó la atención. Ya posado empezó a cambiar de formas diferentes.
Cuadradas, cubos,
pirámides, hexagonal, curvas, restas. Un sin fin de formas.
XX, estaba absorto mirando la figura. No se
imaginaba que algo tan pequeño tuviese tantas propiedades.
Dentro de las figuras se veía una bola dando
vueltas y cuando se movía cambiaba de color haciendo piruetas en el aire.
Lo más asombroso fue cuando empezó sonreír
y hablarle: “¡Oh, qué es esto”! XX, no
salía de su asombro. Empezó hablar con él diciendo.
Mi nombre es Molestín por el rechazo de la humanidad. xx, no sabía que decir, antes lo que
estaba ocurriendo, le pregunto quién era.
Molestín dijo que
llevaba toda la vida con él, escondido en la puerta del armario, moviéndose
cuando su madre limpiaba el polvo.
Esta mañana vino tu
madre con el plumero y a duras penas pude agarrarme al armario.
Estuve viendo como se
llevaban a Piélago por no obedecer a su amo y
ayudar en las tareas del campo.
Piélago solo sabía
pasear sin su carga a cuesta y cuando menos lo esperaban se tiraba en el suelo
sin querer andar.
Piélago era un burro gris claro, casi todo su
cuerpo. Menos el lomo, sus patas y las orejas, estas eran de color lila. Las
orejas las tenía con pintas lilas muy pequeñitas. Precioso para todo el que lo
veía.
Piélago se sentía orgulloso de su color y a
consecuencia de ello decía que él no era un burro normal y tampoco trabajaría
como los demás de su especie.
Molestín comentaba que
había escuchado al papá de xx, decir que lo vendían por vago. Los niños estaban tristes por la pérdida de
su amigo.
Molestín sabía el
problema de xx con los estudios y le propuso un trato diciéndole:
xx, pones en un tarro de cristal unos
marros grises y lilas en representación
de Piélago, y a mí me entras con ellos al lado de los marros. Juntos estaremos
contigo en tu mesa de estudio.
A los libros que tienes que estudiar le pones
el nombre de tus amigos del colegio. Así
sabrás cuál de ellos te toca cada día de la semana.
A Manuel le pones
matemáticas y estudias una hora los
lunes y viernes. A lengua le pones el nombre de luís. Lo leerás martes y jueves.
A Santiago sociales, esto toca los sábados por la
mañana. El resto de los libros los leerás un rato de cada día de la semana. Pero llevando un
orden en todos los libros para no embarullar y que te agobies, siempre con
orden y constancia.
Cuando yo vea que estas
cansado y te distraes. Saldré y jugaremos un rato para que descanses. Sin
abusar del tiempo. Y cuando te quieras dar cuenta, te sabrás todas las
lecciones sin esfuerzo.
Cuando descanses te deleitaré con las figuras
de mi sábana y te contaré la vida de mi familia que es muy extensa.
Molestín y Piélago tomaron un sitio
privilegiado en la mesa de xx. Molestín saltaba cuando xx descansaba unos minutos. Y volvía a estarse quieto junto
a Piélago observando cómo trabajaba su amigo. XX salió adelante con la ayuda de sus amigos Ellos hicieron un
pasto. De lo que pasaba en la mesa de estudio nadie se enteraría por el
esfuerzo que tuvo que hacer para salir adelante. Con esto pudo recuperar a sus
amigos, que si no aprobaba, tendrían que
separarse.
Los amigos te ayudan, pero solo tu esfuerzo es
el que te saca del atraso. Porque si te preocupas y aprendes poco a, poco, al
final veras el premio. Los suspensos no deben agobiarte. Lo importante es saber
salir de ellos.
Adelante que tú vales mucho.
Un saludo de tus amigos
Molestín y Piélago.
7-2-2017 Joaqui.
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