martes, 7 de febrero de 2017

Molestín y Piélago



Molestín
Y
Piélago




Hace muchos años  en un lugar remoto vivía una familia…

 En aquel lejano pueblo escondido entre  grandes prados, cercanos a una hermosa ciudad.
Así empezaban los cuentos cuando yo era pequeña. Pero yo contaré la historia de una familia que vive en Cáceres, Patrimonio de la Humanidad. En una de las barriadas de la periferia.

Compuesto por el matrimonio y dos hijos, XX y Z.

El padre trabaja en el campo. Con la dureza de este, necesitaba una ayuda pare las tareas y el traslado de las cosechas. Por eso compró a Piélago. Pero, Piélago, siempre se negó a cumplir  sus obligaciones.   

La madre con la casa, y atender a los niños en los deberes. Todo en buena armonía.
Z, es aplicado. XX, muy listo, pero le cuesta terminar sus tareas.
XX, es un niño inquieto, y se pierde mirando cualquier cosa que ocurre a su alrededor.
En los estudios siempre va atrasado. Saliendo adelantes con la recuperación en verano. Un año fue de mal en peor. Sus padres no se cansaban de buscarle profesores para ayudarle.

 Llegaron las evaluaciones de semana Santa y las notas cayeron todas menos religión y gimnasia.
El curso se presentaba cada vez peor.
Una tarde XX, estaba en su habitación según ¡él!, estudiando.

Llevaba media hora pasando páginas mirando a la ventana a través de la luz que entraba. Observó que algo se deslizaba hacia abajo.
XX, lo siguió con la mirada y se posó en el suelo. Su forma cambiaba de color. Que fue lo que más le llamó la atención. Ya posado empezó a cambiar de formas diferentes.
Cuadradas, cubos, pirámides, hexagonal, curvas, restas. Un sin fin de  formas.
 XX, estaba absorto mirando la figura. No se imaginaba que algo tan pequeño tuviese tantas propiedades.
 Dentro de las figuras se veía una bola dando vueltas y cuando se movía cambiaba de color  haciendo piruetas en el aire.
 Lo más asombroso fue cuando empezó sonreír y  hablarle: “¡Oh, qué es esto”! XX, no salía de su asombro. Empezó hablar con él diciendo.
Mi nombre  es Molestín por el rechazo de la humanidad. xx, no sabía que decir,  antes lo que estaba ocurriendo, le pregunto quién era.
Molestín dijo que llevaba toda la vida con él, escondido en la puerta del armario, moviéndose cuando su madre limpiaba el polvo.
Esta mañana vino tu madre con el plumero y a duras penas pude agarrarme al armario.
Estuve viendo como se llevaban a Piélago por no obedecer a su amo y  ayudar en las tareas del campo.
Piélago solo sabía pasear sin su carga a cuesta y cuando menos lo esperaban se tiraba en el suelo sin querer andar.
 Piélago era un burro gris claro, casi todo su cuerpo. Menos el lomo, sus patas y las orejas, estas eran de color lila. Las orejas las tenía con pintas lilas muy pequeñitas. Precioso para todo el que lo veía.
 Piélago se sentía orgulloso de su color y a consecuencia de ello decía que él no era un burro normal y tampoco trabajaría como los demás de su especie.
Molestín comentaba que había escuchado al papá de xx, decir que lo vendían por vago.  Los niños estaban tristes por la pérdida de su amigo.
Molestín sabía el problema de xx con los estudios y le propuso un trato  diciéndole:
   xx, pones en un tarro de cristal unos marros  grises y lilas en representación de Piélago, y a mí me entras con ellos al lado de los marros. Juntos estaremos contigo en tu mesa de estudio.
 A los libros que tienes que estudiar le pones el nombre de tus amigos del colegio.  Así sabrás cuál de ellos te toca cada día de la semana.
A Manuel le pones matemáticas  y estudias una hora los lunes y viernes. A lengua le pones el nombre de luís. Lo leerás   martes y jueves.
A Santiago  sociales, esto  toca los sábados por la mañana. El resto de los libros los leerás  un rato  de cada día de la semana. Pero llevando un orden en todos los libros para no embarullar y que te agobies, siempre con orden y constancia.
Cuando yo vea que estas cansado y te distraes. Saldré y jugaremos un rato para que descanses. Sin abusar del tiempo. Y cuando te quieras dar cuenta, te sabrás todas las lecciones sin esfuerzo.
  Cuando descanses te deleitaré con las figuras de mi sábana y te contaré la vida de mi familia que es muy extensa.
 Molestín y Piélago tomaron un sitio privilegiado en la mesa de xx. Molestín saltaba cuando xx descansaba  unos minutos. Y volvía a estarse quieto junto a Piélago observando cómo trabajaba su amigo. XX salió adelante con la ayuda de sus amigos Ellos hicieron un pasto. De lo que pasaba en la mesa de estudio nadie se enteraría por el esfuerzo que tuvo que hacer para salir adelante. Con esto pudo recuperar a sus amigos, que si no aprobaba,  tendrían que separarse.
 Los amigos te ayudan, pero solo tu esfuerzo es el que te saca del atraso. Porque si te preocupas y aprendes poco a, poco, al final veras el premio. Los suspensos no deben agobiarte. Lo importante es saber salir de ellos.
 Adelante que  tú vales mucho.
Un saludo de tus amigos Molestín y Piélago.
                                                              7-2-2017    Joaqui.

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