lunes, 27 de febrero de 2017

Nueva casa





Aullando entró en su nueva casa, la puerta le venía chica. Hubo de hacer varios movimientos para traspasar el umbral. Sus gritos se escuchaban lejos, muy lejos. Por suerte en esos alrededores, impera el silencio. Los hijos tristes, ahora les tocaba a ellos  trabajar. Jacinto, había sido un hombre dominante y severo por ello los criados le temían. Sabía llevar el negocio, ¡pero, de qué manera! ¡Claro, sin mirar al obrero! Acumuló riquezas con el sudor de todos, y nunca pensó que los operarios lo pasaban mal.
Un día su capataz le comentó. Don Jacinto, hoy ha tenido la mujer de José “el porquero” un nuevo hijo. Jacinto se enfureció y su único comentario  era, -no saben nada más que tener hijos y con ello, todo lo que ganan lo se lo comen, así, no llegara lejos.
Juan se apartó siguiendo con sus tareas, y para sus adentros, comentaba. Ahorrar, ahorrar qué, si con lo que le das, no tienen ni para comer, ¡si no fuera por lo que te roban! Y no, por robar, sino por necesidad.
Cuando entre en su nueva casa, pondrá  valorar su trato con los empleados, ¿qué sacará de su alforja?, ¿Pero, qué tiene? Ni un solo amigo, ¡familia!, las justas, y solo por los intereses económicos, ¿cariño?, ninguno, y para más inri, lleva las botas viejas que le cambió la criada, así, como el traje que lleva puesto  antes de ponerlo en la caja. Juana decía. Esto le viene mejor a los vivos. Los gusanos, con la carne tienen bastante.  
                                                                                   27-2-2017   Joaqui.  

domingo, 12 de febrero de 2017

El armario





¿Qué escondía? Él, era un misterio, Antonia siempre llevaba la llave en el  bolsillo, con esto nunca podíamos echar una ojeada dentro. Iban pasando los años de nuestra niñez y no con seguíamos desvelar el misterio. Un armario de madera de castaño, con unas dimensiones normales, las de aquellos tiempos. La altura, dos metros veinte, ancho, uno setenta, dos laterales fijos de cincuenta centímetros y en medio una puerta de setenta centímetros, con un hermoso espejo. Las patas largas y estrechas.
Un día mamá se dejó la llave puesta, era una gran sorpresa, ¡tantos años esperando este momento!
No me atrevía a tocar dicha llave. La mente estaba paralizada, la llave allí y sin nadie que impidiese traspasar la curiosidad. Me acerque a la puerta, miré la calle y no venía nadie, camine hacia el armario y decidí abrir. ¡Madre! Me temblaban las piernas, abrí la puerta comprobando que todo él era para mí.
Abierto este empecé a observar su interior. Parte derecha, ropa de papá, parte izquierda, de mamá. Ropa de papá, Una gabardina, dos trajes, uno de invierno, de estilo Príncipe de Gales, que luego se llevo en su último viaje, otro de verano Marrón claro, varias camisas blancas, con el botón de arriba abrochado, para que no se deformasen. En las baldas, unos calzoncillos, pañuelo, camisetas, calcetines, un jerséis y una boina negra. –papá la llevaba en invierno por el frío. En el último anaquel, una caja con unos zapatos negros.
En la parte izquierda todo los tesoros de mamá, dos vestidos uno de verano y otro de invierno, un abrigo,   faldas de paño negra  y una blusa, y la toquilla negra que le dio la abuela María.
En Las baldas, de mamá se encontraba una caja de zapatos, en la parte alta, y en los demás con esmerada colocación se encontraban el resto de sus joyas, un par de medias de seda, un camisón, un sujetador, bragas, pañuelos, su frasco de colonia,- Agua de Colonia Añeja, una caja de polvos de la marca Bella Aurora, su peine nuevo y el mantón del luto de su madre, dos combinaciones, una faja y el bolso que lució en varias ocasiones.
 Allí, no había ni oro ni dinero, solo el orden riguroso  y todo lo necesario para cualquier mortal.
Me llamó la atención una caja de madera que se encontraba el último estante, donde mamá guardaba las mantas en verano. Cogí la caja y dentro había unos puros Farías, famosos de la época.
Y me dije, - Bueno, me ha salido todo bien me fumaré uno.
Sin pensarlo dos veces me fui al patio y a duras penas lo encendí, ¡Madre! ¡Qué apuros! Lloré, tosí, mí asfixia era de muerte.
Cerrado el armario seguí con las tareas de la casa estaban a punto de llegar y la comida estaba sin hacer.
                                           11-2-2017   Joaqui.

viernes, 10 de febrero de 2017

Añoranzas



En las noches del crudo invierno de nuestra tierra, Extremadura,  eran muy penoso, ¡y no solo en las noches!, de día era igual de malo. El camino era una carretera despoblada sin casas ni nada en que cobijarse. Así se pasaron siete años de su vida, y muchas veces, con los hijos a cuesta.

En los años 1.946 la zona desde San Blas hasta pasado el Río Almonte, todo eran campos y regatos. En invierno, era hermoso ver la lejanía, y en primavera, era maravilloso de contemplar.

martes, 7 de febrero de 2017

Batallas de papá





Siempre Estaba contando cosa de la guerra. A él le tocó servir en la zona de Badajoz, pasó poco tiempo porque se encontraron en el frente tres hermanos. Las leyes era que el más pequeño se marchaba para casa y con ello ayudar a la familia, así, le toco a él, pero estando en el frente siempre hizo de las suyas. Muchas veces se hacia el tonto, y cargaba con los borregos que encontraban en  los cortijos cercanos. Cuando llegaba a la compañía,  con ellos, se echaba a reír y no contaba de donde lo había cogido, lo dejaban por imposible. Luego se lo comían entre todos pero papá lo suyo era sonreír y haciéndose el tonto conseguía que no le castigasen. 
                              7-2-2017    Joaqui.
 

Molestín y Piélago



Molestín
Y
Piélago




Hace muchos años  en un lugar remoto vivía una familia…

 En aquel lejano pueblo escondido entre  grandes prados, cercanos a una hermosa ciudad.
Así empezaban los cuentos cuando yo era pequeña. Pero yo contaré la historia de una familia que vive en Cáceres, Patrimonio de la Humanidad. En una de las barriadas de la periferia.

Compuesto por el matrimonio y dos hijos, XX y Z.

El padre trabaja en el campo. Con la dureza de este, necesitaba una ayuda pare las tareas y el traslado de las cosechas. Por eso compró a Piélago. Pero, Piélago, siempre se negó a cumplir  sus obligaciones.   

La madre con la casa, y atender a los niños en los deberes. Todo en buena armonía.
Z, es aplicado. XX, muy listo, pero le cuesta terminar sus tareas.
XX, es un niño inquieto, y se pierde mirando cualquier cosa que ocurre a su alrededor.
En los estudios siempre va atrasado. Saliendo adelantes con la recuperación en verano. Un año fue de mal en peor. Sus padres no se cansaban de buscarle profesores para ayudarle.

 Llegaron las evaluaciones de semana Santa y las notas cayeron todas menos religión y gimnasia.
El curso se presentaba cada vez peor.
Una tarde XX, estaba en su habitación según ¡él!, estudiando.

Llevaba media hora pasando páginas mirando a la ventana a través de la luz que entraba. Observó que algo se deslizaba hacia abajo.
XX, lo siguió con la mirada y se posó en el suelo. Su forma cambiaba de color. Que fue lo que más le llamó la atención. Ya posado empezó a cambiar de formas diferentes.
Cuadradas, cubos, pirámides, hexagonal, curvas, restas. Un sin fin de  formas.
 XX, estaba absorto mirando la figura. No se imaginaba que algo tan pequeño tuviese tantas propiedades.
 Dentro de las figuras se veía una bola dando vueltas y cuando se movía cambiaba de color  haciendo piruetas en el aire.
 Lo más asombroso fue cuando empezó sonreír y  hablarle: “¡Oh, qué es esto”! XX, no salía de su asombro. Empezó hablar con él diciendo.
Mi nombre  es Molestín por el rechazo de la humanidad. xx, no sabía que decir,  antes lo que estaba ocurriendo, le pregunto quién era.
Molestín dijo que llevaba toda la vida con él, escondido en la puerta del armario, moviéndose cuando su madre limpiaba el polvo.
Esta mañana vino tu madre con el plumero y a duras penas pude agarrarme al armario.
Estuve viendo como se llevaban a Piélago por no obedecer a su amo y  ayudar en las tareas del campo.
Piélago solo sabía pasear sin su carga a cuesta y cuando menos lo esperaban se tiraba en el suelo sin querer andar.
 Piélago era un burro gris claro, casi todo su cuerpo. Menos el lomo, sus patas y las orejas, estas eran de color lila. Las orejas las tenía con pintas lilas muy pequeñitas. Precioso para todo el que lo veía.
 Piélago se sentía orgulloso de su color y a consecuencia de ello decía que él no era un burro normal y tampoco trabajaría como los demás de su especie.
Molestín comentaba que había escuchado al papá de xx, decir que lo vendían por vago.  Los niños estaban tristes por la pérdida de su amigo.
Molestín sabía el problema de xx con los estudios y le propuso un trato  diciéndole:
   xx, pones en un tarro de cristal unos marros  grises y lilas en representación de Piélago, y a mí me entras con ellos al lado de los marros. Juntos estaremos contigo en tu mesa de estudio.
 A los libros que tienes que estudiar le pones el nombre de tus amigos del colegio.  Así sabrás cuál de ellos te toca cada día de la semana.
A Manuel le pones matemáticas  y estudias una hora los lunes y viernes. A lengua le pones el nombre de luís. Lo leerás   martes y jueves.
A Santiago  sociales, esto  toca los sábados por la mañana. El resto de los libros los leerás  un rato  de cada día de la semana. Pero llevando un orden en todos los libros para no embarullar y que te agobies, siempre con orden y constancia.
Cuando yo vea que estas cansado y te distraes. Saldré y jugaremos un rato para que descanses. Sin abusar del tiempo. Y cuando te quieras dar cuenta, te sabrás todas las lecciones sin esfuerzo.
  Cuando descanses te deleitaré con las figuras de mi sábana y te contaré la vida de mi familia que es muy extensa.
 Molestín y Piélago tomaron un sitio privilegiado en la mesa de xx. Molestín saltaba cuando xx descansaba  unos minutos. Y volvía a estarse quieto junto a Piélago observando cómo trabajaba su amigo. XX salió adelante con la ayuda de sus amigos Ellos hicieron un pasto. De lo que pasaba en la mesa de estudio nadie se enteraría por el esfuerzo que tuvo que hacer para salir adelante. Con esto pudo recuperar a sus amigos, que si no aprobaba,  tendrían que separarse.
 Los amigos te ayudan, pero solo tu esfuerzo es el que te saca del atraso. Porque si te preocupas y aprendes poco a, poco, al final veras el premio. Los suspensos no deben agobiarte. Lo importante es saber salir de ellos.
 Adelante que  tú vales mucho.
Un saludo de tus amigos Molestín y Piélago.
                                                              7-2-2017    Joaqui.