viernes, 24 de junio de 2016

Ilusiones vanas




Ilusiones vanas
Cincuenta años caminando al lado del hombre, que un día me encontré en la calle, y que me ha hecho feliz.
¡Qué bonito amanecer! Con quince años a mis espaldas y encontrar un chico guapo y trabajador. Siempre soñé que mi vida iba a ser un camino de rosas, caminando en mi mente siempre pisando  pétalos blancos, igual que mis sueños.
¡Qué inocente! Con lo difícil que es subir las escaleras, o los roles en este mundo.
Años bonitos, bodas, hijos, pero la vida sigue el día, a día, y algunos son verdaderos nubarrones que descargan y con ello te van restando ilusiones que se pierden y no se volverán a recuperar.
Ahora estamos en la etapa del invierno de la vida, ¡Y mira! no hay un día que no descargue un aguacero.
En la mañana sale el sol y abriendo los ojos, respiras profunda mente dando gracias por un día más. Empieza el camino y con ello los relatos.
No he encontrado un solo escritos que diga, cuales son mis derechos u, obligaciones. Pienso que el mundo está hecho.
          Las obligaciones, para la mujer.
          Los derechos, todos para el hombre.
Eso es lo que me enfurece.
Y no me importa, si él no relatase por todo, sobre todo si hay que hacer algo de la casa.
          El polvo de la casa, - ese para mí, -baños, cocinas, etc… Pare él se limpian solos.
Pero los relatos son por cualquier cosa. El pan se desmigaja, este arroz está soso, el pisto tiene poca cebolla, en fin no terminaría de en numerar.
En las vacaciones todo son pegas, la playa, -no le gusta,- la  montaña, tampoco, en resumen, no le gusta salir.
Esté, el cuento de nunca acabar. Hablar se habla poco y por eso sufro y me duele no poder hablar aunque sean cosas sin importancias.
Ha llegado el verano y con su ardiente sol, ha quemado parte de nuestras vidas, por ello en el invierno que nos queda, deberemos reflexionar y apoyarnos el uno en el otro y dejar los relatos y discusiones guardada en el fondo del baúl y solo sean recuerdos del pasado.
Y en el fondo nuestro cariño está presente, pues cuando estamos lejos, aunque sean horas, el encuentro hace sonreír nuestros rostros.
 Mañana  amanecerá otra vez, y seguiré  esperando que el sol brille todo el día, ¡ya veremos!

                     24-6-2016, Joaqui.

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