lunes, 20 de junio de 2016

Ellos




  Ellos
Qué felicidad cuando anuncias que dentro de unos meses verás y tendrás entre tus manos lo más deseado.
Lindos de contemplar y bellos para acariciar.
Sensaciones que se perciben con el nacimiento de un hijo.
Sus primeras patadas recibidas en tú vientre.
Siempre soñando, ¡serán las patadas de un triunfo! Patadas de un gol excepcional.
Soñando, soñando, pasa el tiempo. Crecen, ríen, lloran y pasan los años.
En una ocasión uno de ellos, vino con un diente roto. Él estaba contento, mientras mi corazón lloraba, y diciendo:
- No te preocupes mamá, es solo un diente.
El segundo se presentó una noche y muy tranquilo dijo:
- Mamá, no estudio más, me pongo a trabajar. Otra puñalada. Y esta duele tanto como la anterior: Y todavía hiere.
Así sigue la vida, unos días sol, otras sombras. Las malas noches, para una madre no cuentan. Lo importante es que la criatura no haya podido dormir, ni teniéndolo entre tus brazos.
Pero siempre hay alguno que ocupa el primer lugar cuando el momento es delicado para él. Ahora, mi preocupación es estar a tu lado, en este momento eres la que más me necesita.
Cuando todo pase te dejaré volar para que sigas tu camino.
Siempre pensaba:
- Yo los hubiese cuidado bien, pero la vida manda y ellos eligieron un camino bueno, pero lejos de mí.
Los años corren y a la vez se van alejando de ti, demasiado para lo que siento, no tienen un rato, no pido mucho, solo un minuto, el teléfono está cerca, y con eso me conformo, pero ni así. Sé que tienen mucho trabajo y muchos días se les puede olvidar, ¡pero siempre! Hemos dedicado todo nuestro tiempo a llevarlos de la mano, y de mayores, aconsejando lo que haríamos nosotros en ciertos momentos. Luego han hecho lo que ellos pensaban, unas cosas han salido bien, otras podrían haber salido mejor.
Las equivocaciones no cuentan para mí, lo importante es haber aprendido de ellas. 
¡Y mis recuerdos son tantos! Ya no te acarician cuando llegan a casa. Ese beso, a veces perdido en el aire.
Y contenta de que vuelvan a casa aunque solo sea para comer.
En esos momentos te encuentras desplazada. Ellos ríen. Les miro y disfruto que se encuentren cerca de mí, en realidad es lo más importante.
Atrás quedarán todas las ilusiones. Esas que ponemos las madres sin pensar que nunca podrás tener ese deseo, cuidarlos siempre.
Fríamente es lo mejor que le puede pasar a una madre. Que los hijos vuelen, todo lo lejos que puedan, ¡pero llamarme por lo menos!, que sepáis que aún existo.
Cuando me marche, no podréis verme y sobre todo no podré veros.
Esta es la vida, pero me cuesta…   
                                                           3/05/2016. Joaqui

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