miércoles, 30 de mayo de 2018

Cuatro de la madrugada



Se oyeron unos ruidos extraños, me desperté. Intentaba  averiguar de dónde venían, pero mi oído no es muy fino y no era capaz de saber con exactitud. Me levanté y empecé por comprobar los grifos, allí no había nada. Fui al comedor y allí encontré sentado en el sillón favorito de mi esposo al Capitán Trueno y su compañera  Sigrid. Me extrañó pero considerándome una privilegiada encendí la luz y empecé a dialogar con ellos. Les ofrecí un café y unas pastas, pero no me entendían. Al final les puse el café.
Estaba tan emocionada que decidí pedirle ayuda para que interviniesen en todos los problemas que nos están ocasionando los políticos de turno.
Yo les contaba el ansia que demuestran en sentarse en el sillón del trono sin hacer nada por el pueblo que en definitiva es el único sacrificado.
Sigrid empezó a animar a su novio y le pedía que quite del medio toda esta basura y que él dirija esta nave hasta que aparezca alguien capaz de dirigir este país con honradez y sin ansias partidistas.
Historias de Cornejo.             30-5-2018  Joaqui.

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