viernes, 25 de mayo de 2018

Los desvelos




Tres de la madrugada con los ojos como platos nos preguntamos ¿por qué?
Esas horas tan deseadas durante el día y llegando la noche… En frente del escritorio se encuentra la foto familiar, ¡la última que hemos conseguido en familia! Festejando la salida del año viejo. Todos contentos y algunos con una copa demás. El grupo completo sonriente y muy guapo. Esa noche cada uno ha elegido sus mejores  galas. Estaba sentada al lado de mi querido cuñado Vicentino y empezó a comentar lo bien que lo pasamos en el campo y recordando en día que se le ocurrió coger la Báscula de pesar el trigo o las ovejas. No se le ocurrió otra cosa que pesar nos a las mujeres. Puso un cojín en el plato y nos fue colgando igual que a los borregos. Entramos nuestro cuerpo por las cadenas que sujetaban el plato. Las risas no faltaron ¡qué bien lo pasamos! Días como ese fueron muchos. Recogíamos las  aceitunas y uno de los días mamá nos hizo café, fue tan contenta a darnos un vaso caliente para paliar el frío, mamá se despistó y en vez de azúcar le echó sal. Todas las anécdotas están gravadas y salen en el momento de  las reuniones.
Foto familiar que no volverá a repetirse, ¡no por gusto! Vicentino nos ha dicho el adiós definitivo. Hombre callado y muy paciente con todos, muy trabajador y amante de los suyos.
Desde la foto todos me miran asombrados de que esté despierta a estas horas y yo, “cabreada” por estarlo. ¿Qué pinto levantada con lo bien que se está en la cama? Noches de insomnios. La noche está tranquila la mente torpedeando y arruinando esa paz que no llega.
Espero que esta noche sea dormir y dormir…

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