Cuántas horas nos tiramos sentados
en cualquier rincón de la casa contemplando; un rato en la ventana, otro escuchando
la radio, leemos un libro o, colocando las ropas después de planchar, todas estas
cosas que parecen tan simples son las que llevan a consumir el tiempo del reloj,
ese tiempo que al llegar la noche estás cansado de dar vueltas y vueltas hasta quedar
todo en orden.
Y la mañana siguiente te levantas
y la casa está como el día anterior, todo desordenado y vuelta a empezar.
Cuando termina el mes buscas
la compensación económica: ¿Dónde está? Delante de ti, todo en orden sin la ayuda
de nadie. Lo que falta es que los que lo reciben sepa apreciarlo.
Buenas tarde.
22-5-2018 Joaqui.
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