El teatro
Tengo
algunas ideas sobre la forma de explicar las tareas diarias de ir a depositar
los desechos de los alimentos de nuestro cuerpo.
Tareas que
por otra parte junto con la alimentación, son primordiales para la salud de los
seres vivos.
Pero tenemos verdadero
miedo en decir dónde vamos, siempre ocultando lo que se hace en ese cuarto tan
maravilloso y que tantos alivios nos aporta.
Yo lo podría
representar como un teatro. Butacas, palcos y gallinero.
Cuando los
alimentos entran en la boca, empieza la función.
El portero mira la entrada, la corta y
se va colocando el personal cada uno en su sitio.
Con ellos, ya
están en el teatro y empiezan a recorrer las estancias de este.
Con ello las
estancias se van llenando desde la puerta de entrada hasta la salida. Pero,
para llegar a la salida se tiene que ver primero la función.
Mientras que
se representa el tiempo no cuenta, porque no se aburren, todos contentos. Lo
malo es si la música está muy alta.
A veces, se oye en los edificios colindantes y aunque
molesten no se puede hacer nada para la insonorización.
La función
empieza en la boca, no importa los alimentos que se tomen, quizás los ricos
coman Caviar con chuletas y los menos pudientes, huevas de sardinas con sopa
de tomates (¡pero, qué buenas están!), no importa, el proceso teatral es el
mismo.
Empieza en la boca con las piezas dentarias y con ayuda
de la lengua el bolo llega al estómago después de haber bajado el hermoso
tobogán.
En el
estomago se centrifugan los bolos hasta hacerlos papilla. Pasando estos al
duodeno. Allí se encuentra la “Tía” Lina que los obsequia con su postre
favorito.
Pasando
después al intestino delgado. Este en delicado y no le gustan las
aglomeración, cerrando unos esfínteres y abriendo otros. Todo esto con sumo
cuidado hasta llegar al intestino grueso. Este tiene más espacio y acoge a
más personas, así hasta llegar al recto.
Allí se
amontona el personal, esperando que Pepe -el portero- abra la puerta para salir
después del largo recorrido, llegue el final de la función.
Pepe tiene
sus horas de trabajo, llegando esta abre la puerta. La salida es libre, algunos
salen contentos y cantan a voz en cuello.
Los primeros
en salir son los del patio de butaca, ellos están cerca de la puerta. Palco
también sale pronto. Entre alguna canción, y saliendo al exterior ya no
disimulan su alegría y su canto es sonoro y en ocasiones alto. Pero ellos ya
han conseguido su objetivo.
Pepe tiene
sus horas de trabajo y si los del gallinero no han bajado cierra la puerta y se
marcha. Él no tiene paciencia para esperar a los de arriba. Dice que hace frío,
se pone el abrigo cierra la puerta y se marcha.
Las personas
que se han quedado encerrados se enfadan unos con otros y se pelean entre sí,
llegando a las manos. Los gritos y puñetazos suenan en las paredes del
edificio, los vecinos más cercanos los oyen, sin poder hacer nada por ellos.
Cuando llega la noche duermen, pero algunos no aceptan el encierro y están
molestando toda la noche.
Con el nuevo
día Pepe cumple su misión abriendo la puerta. Ahí, es cuando los viandantes ven
la luz. Su salida es rápida. Ya en la calle se desahogan con sus gritos. No les
importan las voces, ellos a lo suyo.
20-8-2016 Joaqui.
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